Género, identidad y lugar by Linda McDowell

Género, identidad y lugar by Linda McDowell

autor:Linda McDowell [McDowell, Linda]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1998-12-31T16:00:00+00:00


Estudios empíricos de género en el trabajo

1. La conversación de las secretarias: un gueto femenino

Como ya he apuntado, hasta que la investigación feminista comenzó a producir efectos en la vida académica —aproximadamente, desde mediados de los años setenta— los estudios de casos sobre el mundo del trabajo y la vida laboral estuvieron dominados por la experiencia masculina. En efecto, los analistas del puesto de trabajo parecían tan fascinados por las heroicas luchas de los hombres en las actividades manuales como lo estaban los analistas dé la ciudad por la vida social de los barrios del centro. La vida laboral de la mujer era relativamente invisible; en primer lugar, porque no parecía interesante, pero también porque los estudios se centraban en el ámbito industrial, descuidando el sector de servicios, predominantemente femenino. En los primeros y escasos estudios, el interés solía centrarse en el problema de combinar los «dos papeles» de la mujer: el de madre y el de empleada. Las experiencia reales de las mujeres que trabajaban en fábricas, escuelas, hospitales y oficinas no eran objeto de consideración. Cuando comenzó a subsanarse esta falta de análisis, a principios de los años ochenta, se emprendieron varios estudios fascinantes sobre lugares de trabajo concretos: una fábrica de tabaco en Bristol (West, 1982), una cadena de componentes de automóvil (Cavendish, 1983), una fábrica de calcetines en Leicester (Westwood, 1984), y —lo que era mucho menos frecuente— un empleo de oficina (Webster, 1986), donde se reflejaba los efectos del cambio tecnológico.

Estos estudios de los años ochenta pertenecen a lo que podríamos llamar economía política o aproximación socialista y feminista, y presentaban la tendencia a ignorar los cambios que acababa de experimentar la teorización feminista en otras áreas. Como afirmaba en 1989 Rosemary Pringle: «Todo un abismo separa los debates feministas sobre el psicoanálisis, la teoría del discurso, la semiótica y la producción cultural, de los campos de la economía política y la sociología industrial, en los que aún se sitúa la mayor parte de los estudios sobre el trabajo» (1989: IX). El propio estudio de Pringle, Secretaries Talk, fue un intento de romper esa división y situar los estudios del mundo del trabajo «en el contexto de los debates a propósito de la cultura, la subjetividad y la sexualidad» (1989:X). Su trabajo se convirtió en un clásico de la vida laboral de la mujer, que inspiró a otras muchas investigadoras de la construcción social del género en el puesto de trabajo.

Como ya he sostenido aquí, las mujeres ejercen un conjunto de actividades en las que encajan las características asociadas a la feminidad y al trabajo femenino, como, por ejemplo, la función de secretaria, considerada esencialmente femenina y desempeñada mayoritariamente por mujeres, hasta el punto de que se representa a los secretarios con una masculinidad rebajada y objeto de burla. Y no solo porque el concepto se asocie al género femenino, sino porque se define en relación con la categoría de «jefe», asociada también a un género, en este caso el masculino. Como señala Pringle, a



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