Ganas de vivir by Joaquín Berges

Ganas de vivir by Joaquín Berges

autor:Joaquín Berges [Berges, Joaquín]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2023-04-05T00:00:00+00:00


* * *

Más de una vez, al salir de la iglesia del Carmen, Rita Sanz se había quedado observando la congregación que se formaba a la hora de comer en la calle de Santa Ana, esquina con el paseo de María Agustín, que era donde estaba el comedor social de la parroquia. Ella hacía como que miraba el escaparate de una tienda de ropa que había enfrente, tratando de ver reflejado en el cristal lo que sucedía en la otra acera. Se formaba allí una cadena humana compuesta mayoritariamente por hombres vestidos con ropajes oscuros, grises, pardos, ocres, prendas que seguramente habían sido de algún color más vivo en otro tiempo. Había muy pocas mujeres y ningún anciano. La media de edad rondaba entre los cuarenta y los sesenta años, aunque todos los presentes aparentaban al menos una década de más.

La idea de participar en una obra social había surgido en una de nuestras conversaciones.

—Darse a los demás es una forma de olvidarnos de nosotros mismos —le dije.

Trataba de hacerle entender que la mejor terapia contra la nostalgia era centrarse en el prójimo, a modo de altruismo para reconectar con el presente.

—Nuestra capacidad mental para la preocupación y el remordimiento es limitada —concluí abriendo las manos—. Si nos preocupamos por los demás, no habrá espacio ni tiempo para pensar en nosotros mismos.

Rita me miró con la cabeza ligeramente torcida, preguntándose si se encontraba en la consulta de un psicólogo o en el confesonario de su párroco. Supongo que mi discurso tenía un tono piadoso y algo eclesiástico, por otra parte inevitable, dado que la práctica religiosa no es otra cosa que una terapia conductual destinada a modificar nuestro comportamiento ante los miedos y las emociones.

—No sé qué podría hacer yo por los demás —alegó ella, comenzando a pensar en voz alta.

—Seguro que hay algo que siempre ha querido hacer —respondí—. No lo piense como si fuera una novedad. Todos hemos querido colaborar alguna vez en alguna causa y no lo hemos hecho.

Y entonces fue cuando mencionó el comedor social de la parroquia del Carmen. Y yo la animé a que fuera allí como voluntaria e incluso me ofrecí a acompañarla en un intento de vencer su inercia de pasividad.



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