Freakonomics by Stephen Dubner Steven Levitt

Freakonomics by Stephen Dubner Steven Levitt

autor:Stephen Dubner Steven Levitt [Steven Levitt, Stephen Dubner]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Economía
ISBN: 9788496581814
publicado: 2006-07-01T04:00:00+00:00


Si le gustan a usted las adivinanzas, tal vez desee dedicar unos momentos a reflexionar acerca de cuáles de las explicaciones anteriores parecen tener valor y cuáles no. Pista: de las siete explicaciones fundamentales de la lista, sólo tres de ellas se puede demostrar que contribuyeron a la caída de la criminalidad. El resto es, en su mayor parte, producto de la imaginación de alguien, de su interés, o de sus ilusiones. Otra pista: una de las mayores causas mensurables del descenso del crimen no aparece en la lista, porque no recibió una sola mención por parte de la prensa.

Empecemos con una explicación que no provoca excesiva polémica: la fortaleza de la economía. El descenso de la criminalidad que comenzó a principios de los noventa iba acompañado de un crecimiento vertiginoso de la economía nacional y un declive significativo del desempleo. Resultaría lógico creer que la economía fue un arma que contribuyó a vencer al crimen. Pero si observamos más detenidamente los datos, vemos que esta teoría no se sostiene. Es cierto que un mercado laboral fuerte puede lograr que determinados delitos pierdan atractivo, pero se trata exclusivamente de los delitos con una motivación económica directa —robo con allanamiento, atraco y robo de coches— frente a los crímenes violentos como el homicidio, la agresión y la violación. Además, algunos estudios han demostrado que un descenso del desempleo de un punto representa un descenso del 1% de los delitos de carácter no violento. Durante la década de los noventa, la tasa de desempleo cayó aproximadamente dos puntos; no obstante, los delitos no violentos descendieron aproximadamente un 40%. Pero existe un error aún mayor en la teoría del auge de la economía respecto al crimen violento. Durante los noventa, el homicidio descendió a un ritmo mayor que ningún otro tipo de crimen, y un gran número de estudios fiables ha demostrado que prácticamente no existe ninguna relación entre la economía y el crimen violento. Esta endeble vinculación se debilita aún más si echamos la vista atrás hasta la década de los sesenta, cuando la economía pasaba por un crecimiento vertiginoso; al igual que el crimen violento. Así que, mientras una economía fuerte en los noventa quizá pareciera, a primera vista, una explicación probable del descenso de la criminalidad, casi sin lugar a dudas no afectó al comportamiento criminal de ningún modo significativo.

A no ser que «la economía» se interprete, en un sentido más amplio, como un medio de construir y mantener cientos de prisiones. Consideremos ahora otra de las explicaciones al descenso de la criminalidad: la mayor confianza en las cárceles. Podemos empezar por darle la vuelta a la pregunta referente al crimen. En lugar de preguntarnos qué hizo que el crimen descendiera, planteémonos lo siguiente: ¿por qué había aumentado de forma tan espectacular para empezar?

Durante la primera mitad del siglo XX , la incidencia de los crímenes violentos en Estados Unidos era, en general, bastante constante. Pero en la década de los sesenta comenzó a ascender. En retrospectiva, resulta evidente que



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