(Familia Malory 05) Dime que me amas (La cautiva del amor) by Johanna Lindsey

autor:Johanna Lindsey
La lengua: es
Format: mobi, epub
Tags: love_history
ISBN: 9788498725438
editor: www.papyrefb2.net
publicado: 2012-11-09T23:00:00+00:00

25

Unos días después Derek fue a recoger a Kelsey sin previo aviso para llevarla con él a las carreras. Tenía planeado ir con Percy y Jeremy, pero en el último momento les dijo que los encontraría allí.

El cambio de planes no se debió a que hubiera pensado que Kelsey disfrutaría de la salida. Seguramente lo haría, pero no era ése su motivo. Lo cierto es que Derek había intentado tomar un poco de distancia y visitarla sólo por las noches, como correspondía con una amante. Sin embargo, tras conducirse así durante unos días descubrió que en realidad no quería guardar las formas con Kelsey. Lejos de ello, si bien continuaba con sus ocupaciones habituales, o procuraba hacerlo como si nada hubiera cambiado en su vida, tenía que obligarse a dejarla por las mañanas y luchar contra sus deseos de volver a verla antes de la noche.

El día de la carrera decidió ceder a esos deseos, diciéndose que sería sólo una vez. El problema era que le gustaba mucho estar con ella. Kelsey le hacía reír y no lo agobiaba con una cháchara interminable. Era inteligente.

Una noche, tras hablar de literatura durante la sobremesa, Derek se sorprendió de poder enfrascarse con ella en un acalorado debate sobre filosofía —nada más y nada menos—, y disfrutó de cada instante de la discusión.

Aún no sabía si eso le plantearía un problema serio. En el fondo, seguía convencido de que una amante servía exclusivamente para una cosa. Su última amante había conseguido que la acompañara a todas partes, y con el tiempo Derek se había sentido agobiado. Tampoco había disfrutado de la compañía de Marjorie fuera del dormitorio. Sin embargo, Kelsey era diferente. No tenía exigencias. De hecho, nunca le había pedido nada, aparte de la ocasión en que le rogó que la besara.

Y ése era un recuerdo entrañable; Derek sonreía cada vez que lo evocaba. Lo cierto es que en los últimos tiempos sonreía mucho sin que viniera a cuento. Hasta su mayordomo se había fijado en ello. Claro que Kelsey siempre estaba en su mente y la verdad era que se había convertido en una fuente de placer para él, en todos los sentidos.

Kelsey se vistió rápidamente para salir. Otra cosa que a Derek le gustaba de ella era que no se pasaba horas arreglándose, afanándose y esmerándose para que cada rizo se mantuviera en su sitio. Sin embargo, para él siempre estaba perfecta —una auténtica delicia para los sentidos—, y ese día no fue una excepción.

Había hecho otra visita a la modista y esta vez había regresado a casa con varios vestidos, incluyendo el de terciopelo color zafiro con una chaqueta a juego. Estaba tan bonita, que Derek deseó que hiciera menos frío para poder llevarla en un carruaje sin capota y lucirla en Hyde Park, una idea escandalosa que lo horrorizó en cuanto se le cruzó por la cabeza. Pasear por el parque con la dama a quien uno cortejaba con intenciones serias era una cosa; con la amante, otra muy distinta.

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