Ester y Mandrágora by Sophie Dieuaide

Ester y Mandrágora by Sophie Dieuaide

autor:Sophie Dieuaide [Dieuaide, Sophie]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789561233713
editor: Zig-Zag
publicado: 2019-05-02T00:00:00+00:00


En ese momento, la otra paloma aterrizó sobre el banco. Prudente, se instaló lo más lejos posible de Mandrágora.

–Buen día –dije educadamente–. ¿Quién es usted?

–No te molestes, Ester –se rió Mandrágora–. A esa la vi picotear, es de verdad.

La verdadera paloma saltó junto a la bruja Ebenia y empezó a arrullarle.

–Ruuuu... ruuuuu...

Mandrágora se puso a imitarla:

–¡Wow, una paloma enamorada! Deberías casarte con ella, Ebenia, ¡qué plumaje!

Ebenia despachó a la enamorada de un plumazo y se enojó:

–¡Haz callar a tu gato, Ester! O tendré que decirle al Gran Consejo que habla en el Otro Mundo.

Y, sin decir nada más, se fue volando.

Mandrágora comenzó a reírse.

–Qué bueno, Ester, el truco de la paloma. Ebenia es bien desagradable, pero ¡qué imaginación tiene!

–¿Estás feliz contigo mismo? ¡Yo tengo miedo de que me obliguen a volver y el señor se burla de una enviada del Gran Consejo!

–¡Oh!, ¿ahora no nos podemos reír? –contestó–. Bueno, ¿qué hacemos, Ester? ¿Nos vamos a quedar aquí hasta la noche? ¿Tienes otra idea para encontrar a ese gato?

–No.

–Nos rendimos, ¿eh?

–No sé qué más hacer, lo intentamos todo.

–Entonces, perdí con mi cojín.

–¡Me desesperas con tu cojín! Pulguitas desapareció y tú, desde el principio, ¡solo piensas en tu cosa de pelo rosado! ¡Debería haberle dado también tu collar!

Mi gato tragó saliva y se puso la pata en la garganta con una mirada ofendida.

–¿Quieres volver, Ester?

–No, estoy pensando.

Una familia atravesaba la plaza, así que esperé a que se alejaran para agregar:

–Ya ves, Mandrágora... Si estuviera segura de encontrar a Pulguitas, no lo dudaría, ¡usaría la magia! Parece que las brujas no nos vigilan demasiado de cerca. La prueba es que Ebenia no dijo ni una palabra sobre mi truco para hacer aparecer billetes. Pero no existe una fórmula para gatos perdidos...

–Obviamente –respondió Mandrágora–. Jamás una bruja ha necesitado inventar una. ¡Nosotros no nos perdemos! Es cuestión de preguntar por el camino, no es tan complicado.

Una abuela con una gran bolsa de papel se acercó por la avenida de árboles. A pocos metros de nosotros, empezó a arrojar migas de pan y todos los pájaros del parque vinieron a revolotear a sus pies. ¡Aparecían de todos lados!

De repente, sonreí (con una enorme sonrisa).

–Mira... –susurré a mi gato–. ¡Todos vuelan y aterrizan en el mismo lugar!

–Bueno, ¿y qué? Es bastante normal para los pájaros. ¿Preferirías que gatearan?

–¡Tengo una idea! ¡Oh, estoy muy feliz! Deja de quejarte y date prisa, Mandrágora, nos vamos a casa. Rápidooooo, tengo que preparar unas pociones...



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.