Enciclopedia de la ignorancia by Kathrin Passig & Aleks Scholz

Enciclopedia de la ignorancia by Kathrin Passig & Aleks Scholz

autor:Kathrin Passig & Aleks Scholz [Passig, Kathrin & Scholz, Aleks]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T05:00:00+00:00


MATERIA OSCURA

Un kilo de materia oscura pesa más de diez toneladas.

Profesor FARNSWORTH

Futurama

Sólo una pequeña fracción de la materia del universo es visible. El resto, y no nos referimos a las cosas que han desaparecido bajo la cama, se conoce como materia oscura. En total es más lo invisible que lo visible que hay en el universo: entre cinco y diez veces más. Lo que no está claro por ahora es a qué nos referimos al hablar de lo invisible.

Se sabe de la existencia de la materia invisible porque ésta se percibe de forma indirecta a causa de su masa: las masas se atraen entre sí, según afirma con razón la ley de la gravitación universal, y por eso la materia oscura influye a través de la fuerza gravitatoria en el movimiento de objetos visibles, como las estrellas, que por el contrario es observable. Una parte esencial del trabajo de los astrónomos es ocuparse de lo invisible. Cuando se observa con exactitud lo que sucede en el cielo, a menudo sucede que el movimiento de los cuerpos celestes sólo se puede explicar si se supone la presencia de otros cuerpos celestes que permanecen en la oscuridad, ya sea porque son verdaderamente invisibles (como los agujeros negros) o porque tienen un brillo demasiado débil para poder ser observados con los telescopios existentes. A medida que los telescopios se vuelven más potentes, son más los cuerpos «invisibles» que se vuelven de repente visibles. En 1844, Friedrich Wilhelm Bessel, a partir de los movimientos de la brillante estrella Sirio, dedujo que ésta tenía un acompañante invisible que giraba en torno a ella. Pasaron dieciséis años hasta que Alvan G. Clark, provisto de un telescopio de mayor potencia, pudo ver una acompañante de brillo extraordinariamente débil: Sirio B se hizo famosa enseguida, porque se trataba de un cadáver estelar caliente; pertenecía a una clase de objetos que posteriormente recibirían el nombre de «enanas blancas». Como en el caso de Sirio B, en los últimos diez años se han hallado más de cien planetas situados fuera de nuestro sistema solar, y estos hallazgos se han realizado de manera indirecta, a través de la fuerza gravitatoria ejercida por estos cuerpos: es imposible verlos, pero atraen y arrastran a sus propios soles con tanta fuerza que los hacen agitarse un poco hacia aquí y hacia allá. Es esta agitación la que nos permite encontrar mundos desconocidos que con nuestras técnicas actuales son invisibles. Lo que realmente es misterioso en relación con la materia oscura no es su presencia, sino lo sorprendentemente grande que es la cantidad de esta materia.

El primero que afirmó esto fue el astrónomo suizo Fritz Zwicky en el año 1933. Observó los movimientos de las galaxias en la constelación Coma Berenice, una zona del cielo que está plagada de estas agrupaciones de estrellas. Las fotografías de esta región del espacio muestran una apreciable cantidad de manchas de niebla, que al ser observadas más de cerca (con telescopios más potentes), se ven como galaxias, como muchos



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