El Templo del Mal Elemental by Thomas M. Reid

El Templo del Mal Elemental by Thomas M. Reid

autor:Thomas M. Reid [Reid, Thomas M.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2001-05-01T00:00:00+00:00


* * *

Shanhaevel se despertó temblando. Shirral se acurrucaba a su lado, también temblando. Estaba envuelta por casi todas las mantas, dejando solo libres cuello y hombros. De repente, la mente de él se aclaró, y saltó en pie.

—¿Por qué diablos hace tanto frío?

—No lo sé —respondió ella—, pero algo no va bien. ¿No puedes sentirlo? ¿En el aire?

Shanhaevel se frotó los ojos y dejó la base de madera.

—¡Boccob! ¡Está helando! —murmuró en las tinieblas. Y no era solo eso, se dio cuenta. Shirral tenía razón. Algo iba mal. Podía sentirlo. El elfo se apresuró fuera de la habitación.

En la sala común Draga intentaba atizar el fuego, mientras Govin, medio desnudo, paseaba arriba y abajo frotándose las manos y murmurando. Cuando Shanhaevel entró en la sala, Elmo salió de la otra sala, frotándose los brazos. Al ver al mago Govin dejó de caminar.

—¡Esto no es normal! —exclamó Govin—. Estamos en primavera, no en invierno. Y eso no es todo: puedo sentir el mal en el aire.

Shanhaevel se limitó a asentir, y cruzó la habitación hacia el fuego.

—¿Qué hora es? —preguntó.

—Casi amanecer —respondió Draga—. Acababa de dejar mi centinela e iba a despertar a Elmo para su turno de guardia, pero Govin ya estaba despierto. Elmo también lo está ahora.

Elmo se unió al grupo al lado del fuego.

—¿Quién puede dormir con este frío en el aire? —murmuró—. ¿Pero de dónde demonios viene este tiempo?

—Ya lo sabéis —gruñó Govin, señalando hacia el templo con el pulgar—. Podéis sentirlo.

Nadie lo negó.

—¿Cuánto tiempo hace que ha llegado este frío? —dijo Elmo.

—Solamente media hora —bufó Draga—. Y no hay viento, como cuando sopla el cierzo. El aire estaba en calma y tranquilo.

—Tenemos que volver a montar guardia —dijo Shanhaevel—. Aquí dentro somos presa fácil.

—Ya vuelvo —respondió Draga—. Pero primero voy a ponerme un abrigo calentito.

Shirral, envuelta en una manta, entró en la sala. Pero en vez de acercarse al fuego se dirigió hacia la puerta, con expresión seria. La abrió de par en par y salió al porche.

Shanhaevel la siguió, sintiendo su fuerte malestar. Se detuvo detrás de ella, envolvió sus hombros con las manos y la abrazó.

—¿Qué es? —preguntó él.

En vez de responderle, ella señaló hacia delante. Él volvió a mirar el pequeño patio. Volvía a nevar, más fuerte de lo que nunca hubiera visto.

—¡Por Cuthbert! —gruñó Govin, siguiendo a los dos hacia fuera—. Han despertado a algo.

—Sí —dijo tranquilamente Shirral—. La demonio. Y es lo suficientemente poderosa como para vencer a la mismísima Madre.

—De acuerdo —dijo Elmo, trastabillando hacia la puerta mientras se ponía las botas—. Draga y yo nos quedaremos aquí fuera y montaremos guardia mientras el resto os preparáis. Shanhaevel, ven tan pronto como puedas. Podemos necesitar tus ojos.

Asintiendo, Shanhaevel se dirigió a la habitación pequeña para recoger sus cosas. Todo el mundo echó a correr, vistiéndose y preparándose para lo que pudiera venir. Shanhaevel intentó disimular un bostezo mientras cogía el capote y el bastón. Mientras abandonaba la sala, ciñéndose el capote sobre los hombros, Shirral le detuvo con un toque en el brazo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.