El sentido del estilo by Steven Pinker

El sentido del estilo by Steven Pinker

autor:Steven Pinker [Pinker, Steven]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Capitán Swing
publicado: 2019-04-29T06:36:33+00:00


Ayudar al lector a seguir el rastro de los personajes que hacen repetidas apariciones en un texto es un asunto peliagudo. Repetir un nombre o un nombre indefinido puede confundir a los lectores y hacerles pensar que algún personaje o asunto nuevo se ha colado en escena.[110] (Imaginaos: «Stanley Goldfarb murió y los familiares de Stanley Goldfarb se reunieron para dedicar…»). Por otra parte, si aparecen nuevos personajes en escena, o ha transcurrido bastante tiempo entre la primera aparición, de modo que apenas puede ser un recuerdo lejano, un sustantivo o un pronombre pueden dejar perplejo al lector, que se preguntará quién es ese ‘él’ o ‘el hombre’ del que se habla. Las siguientes meteduras de pata muestran claramente los peligros de ciertos usos pronominales y de demostrativos.[111]

La culpa, la venganza y la amargura pueden ser emocionalmente destructivas para ti y para tus hijas. Debes librarte de ellas.

Después de que el gobernador Baldwin observara la actuación del león, lo llevaron a Main Street y le dieron veinticinco libras de carne cruda frente al teatro Cross Keys.

El conductor escapó por los pelos, porque un tablón roto se incrustó en la cabina y a punto estuvo de volarle la cabeza. Tuvieron que sacarlo para liberarlo.

Mi madre quiere que vuelvan a operarle el rabo al perro, y si esta vez no se cura, tendrá que olvidarlo.

Regresemos ahora con las garzas y veamos cómo O’Connor se refiere a ellas. Las presenta con un sintagma generalizador: «Las grandes garzas azules viven…». Y ahora que ya las tenemos en escena, emplea una expresión más breve: «Las garzas emigran…». En este momento necesita referirse a un subconjunto de esas garzas, así que nos las presenta con un indefinido: «Algunas vienen a Cape Cod». Se remite a ese subconjunto de garzas en una segunda ocasión, así que regresa a una expresión más concreta, con un demostrativo: «La mayoría de esas garzas». Luego emplea un giro extraño: nos dice que las garzas (en general) pueden evitar los peligros de la migración. Como esas garzas (en general) ya nos las presentó algunas frases atrás, porque son las que se detienen en Cape Cod y no las que siguen camino al sur, lo que debemos tener es un sintagma con un artículo determinado o con un demostrativo: «Las garzas» o «Estas garzas».

Después del interludio —el párrafo cuyo tema central es el invierno—, donde se nos presenta aún otro subconjunto (el hipotético grupo de garzas que no va a reservar plaza para regresar el año siguiente), necesitamos un reajuste, y por eso volvemos a tener una generalización; en la siguiente mención puede evitarse el sustantivo y dejarlo todo en manos de la flexión verbal («son», «pueden» y «comen»). La garza que se come a los gatitos es diferente del resto y se presenta con una expresión indefinida, con artículo indeterminado, «una garza hambrienta», seguida de una referencia a las garzas que se comen pajaritos; ya las conocemos, así que luego vuelven a ser «las garzas», con una identidad marcada por una oración con gerundio predicativo: «garzas comiéndose pájaros pequeños».



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