El señor de la guerra de marte by Edgar Rice Burroughs

El señor de la guerra de marte by Edgar Rice Burroughs

autor:Edgar Rice Burroughs [Burroughs, Edgar Rice]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: SF
publicado: 2011-01-19T23:00:00+00:00


IX Con los hombres amarillos

Thuvan Dihn no tardó en unirse a mí y, aunque encontramos que las armas con ganchos eran cosa extraña y salvaje, entre nosotros tres pronto despachamos a los cinco guerreros de barba negra que nos hacían frente. Cuando terminó la batalla, nuestro nuevo conocido se volvió a mí, y, quitándose el escudo de la muñeca, me lo tendió. No sabía el significado de su acción, pero juzgué que era un modo de expresarme su gratitud.

Después supe que simbolizaba el ofrecimiento de la vida de un hombre, en retorno de algún gran favor recibido, y mi acción de rehusarlo, que fue lo que inmediatamente hice, era lo que debía hacer.

–Pues entonces acepta de Talu, príncipe de Marentina -dijo el hombre amarillo-, esta prueba de mi gratitud -y sacando de debajo de sus amplias mangas un brazalete, me lo colocó en el brazo.

Después repitió la misma ceremonia con Thuvan Dihn.

Luego nos preguntó nuestros nombres y de qué tierra éramos. Parecía conocer perfectamente la geografía del mundo exterior, y cuando dije que era de Helium, arqueó las cejas.

–¡Ah! – dijo-. ¿Buscáis a vuestro gobernante y los que le acompañan?

–¿Los conocéis? – pregunté.

–Sólo sé que fueron capturados por mi tío Salensus Oll, jeddak de los jeddaks, gobernante de Okar, tierra de los hombres amarillos de Barsoom. En cuanto a su suerte, nada sé, porque estoy reñido con mi tío, que quería destruir mi poder en el Principado de Marentina. Esos de quienes me habéis acabado de salvar son guerreros que ha enviado para asesinarme, porque sabe que a veces vengo solo a cazar el apt sagrado que Salensus Oll tanto venera. Es, en parte, porque odio su religión por lo que Salensus me odia; pero, sobre todo, teme mi creciente poder y el gran partido que se ha levantado por todo Okar y que se alegraría de verme gobernar a Okar y jeddak de jeddaks en su lugar. Es un tirano cruel a quien todos aborrecen, y a no ser por el gran temor que le tienen podrían en una noche formar un ejército que borraría a los pocos que le son leales. Los míos son todos fieles, y el pequeño valle de Marentina hace un año que no paga tributo a la Corte de Salensus Oll. Ni puede tampoco obligarnos a ello, porque doce hombres son suficientes para defender el estrecho camino de Marentina contra un millón. Pero ahora, a vuestros asuntos. ¿Cómo puedo ayudaros? Mi palacio está desde hoy a vuestra disposición si queréis honrarme viniendo a Marentina.

–Cuando cumplamos nuestra misión aceptaremos con gusto vuestra invitación -repliqué-; pero ahora podéis ayudarnos dirigiéndonos a la Corte de Salensus Oll e indicándonos algún medio para lograr que nos admitan en la ciudad y en el palacio o cualquier otro sitio donde estén nuestros amigos.

Talu contempló tristemente nuestros rostros afeitados, la piel roja de Thuvan Dihn y la mía blanca.

–Tenéis que venir primero a Marentina -dijo-, porque tenéis que cambiar mucho de aspecto antes de poder esperar entrar en alguna ciudad de Okar.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.