El rey de Varsovia by Szczepan Twardoch

autor:Szczepan Twardoch [Twardoch, Szczepan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Histórico, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-01T00:00:00+00:00

No he escrito nada desde hace meses. O desde hace incluso más tiempo. No lo sé. No estoy seguro. Hace mucho tiempo que no escribo nada, pero hoy me siento de nuevo ante la máquina de escribir y escribo.

A pesar de todo, fueron buenos tiempos en cierto modo. Los de entonces. Unos días después de que fuéramos de pícnic, Jakub me dio mi primera arma, una española del calibre seis, me enseñó cómo disparar, estuvimos destrozando botellas a balazos en un bosque, en el barrio de Bielany, lejos, más allá del Instituto Central de Educación Física de Varsovia, nos colocamos hombro con hombro, y estuvimos disparando con sendas pistolas en la mano derecha, alzando el brazo y doblando ligeramente el codo, como en los campeonatos de tiro. ¡Qué bien se hacían añicos aquellas botellas ya vacías de cerveza que colocábamos sobre el listón de madera! ¡Pum, pum, pum, pum!

Creo que fue así, me parece. O tal vez sólo Jakub estuvo disparando. Pero estábamos vivos.

Y hoy, ahora, ya no hay vida.

Esta mañana me he enterado por la televisión de que han matado al líder palestino Abu Jihad. En Túnez.

Nuestros comandos lo han matado. No lo hemos reivindicado. Y me entero por la televisión. Sólo puedo adivinar que han sido nuestros comandos, ni siquiera sé qué unidad, aunque por supuesto tengo mis sospechas. Sólo sospechas. Pero yo debería ser uno de los que opinaran acerca de una acción. Y en dos o tres años, debería ser alguien que lo planificara todo. Pero ya nunca lo seré.

No me inclinaré sobre los papeles del Estado Mayor. No me arrastraré por la arena con un rifle en la mano, ni apuñalaré al guardia en el cuello. Todo eso queda atrás para mí.

Me he quedado sin cigarrillos. Pero ya no salgo del apartamento. Para nada.

Tengo la impresión de estar olvidando el hebreo. Sólo pienso en polaco. Y ya hace mucho tiempo que olvidé el yiddish.

No he escrito durante mucho tiempo. Y tampoco tenía previsto escribir hoy.

La máquina está bajo la tapa. He comido un poco de pan seco, dos tomates, he bebido Coca-Cola y he encendido la televisión.

En la televisión han retransmitido la pelea de Holyfield con De León, la de hace una semana, así que la he visto entera.

En el primer asalto, De León bailó alrededor de Holyfield con la guardia baja y con valentía. Jakub luchó así con el boxeador del Legia Doroba Drugi. Fue cambiando el ritmo de sus pasos, le propinó ganchos ascendentes al torso, Holyfield le dirigió apenas algunos directos, uno alcanzó el objetivo.

En el segundo asalto, Holyfield atacó, empujó a De León contra las cuerdas y, ya en contacto con él, comenzó a tirarle ganchos ascendentes al torso. Una vez, otra vez, y otra vez, con una ferocidad contundente, como si estuviera aplastando carne para preparar chuletas; las mujeres polacas lo hacían, lo recuerdo: durante los días festivos aplastaban la carne de cerdo para preparar chuletas, y el cerdo era caro. Emilia, la bella Emilia, la esposa de Szapiro, también

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