El Resurgir De La Fuerza by Dave Wolverton

El Resurgir De La Fuerza by Dave Wolverton

autor:Dave Wolverton [Wolverton, Dave]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Ciencia Ficción
publicado: 2011-01-19T23:00:00+00:00


***

La puerta del puente de mando estaba sellada y ardía. Obi-Wan pudo sentir el calor que irradiaba cuando intentó abrirla. Había fuego al otro lado. El joven ignoró el dolor y trató de meter los dedos en una grieta para empujar y así abrir la puerta. –Es inútil -dijo Si Treemba-. Es una puerta contra incendios. Se cierra si hay fuego en el puente.

Obi-Wan se echó hacia atrás. El puente debía haber recibido un impacto directo de la nave togoriana, pero la descarga de un potente cañón láser, o de un torpedo de protones, habría hecho algo más que causar un incendio. Probablemente habría abierto un agujero en el casco.

Sería peligroso abrir la puerta. Puede que sólo hubiera fuego, pero podría ser peor si el aire había escapado del puente.

Se acordó de la mirada de Qui-Gon cuando el Maestro Jedi le pidió ayuda. No podía decepcionarle esta vez.

Con cuidado, Obi-Wan intentó calmarse para poder usar la Fuerza. Podía adivinar el mecanismo de apertura y moverlo sólo le costaría un pequeño esfuerzo.

Pero, después, qué. Si lo abría, podía ser arrastrado hacia el espacio; o el humo tóxico podía extenderse por el pasillo, asfixiándoles; o el fuego podía aumentar…

No tenía elección. Concentró su atención y la puerta comenzó a deslizarse.

Inmediatamente, un fuerte viento golpeó la espalda de Obi-Wan y el joven aprendiz se quedó sin respiración. El aire del interior de la nave pasó a su alrededor y lo succionó hacia el vacío del espacio. Obi-Wan se agarró al marco de la puerta para evitar ser lanzado al exterior. Era todo lo que podía hacer para resistir. Detrás de él. Si Treemba consiguió agarrarse a un panel de control.

Estaba claro que el puente de mando había sido alcanzado. El aire se escapaba a través de un pequeño y redondo agujero encima de la pantalla de la nave.

–¡Tengo que cerrar esa abertura! – gritó Obi-Wan a Si Treemba.

Pero antes de que Obi-Wan pudiera siquiera moverse. Si Treemba se tiró al suelo y se arrastró de agarradera en agarradera. Lo único que podía hacer Obi-Wan era permanecer colgado del cerco de la puerta y observarle. No podía ayudar a Si Treemba, ni tampoco éste a él.

El arcona agarró una brújula esférica, un objeto redondo de metal que reemplazaba al ordenador principal de navegación cuando estaba roto o dañado. Luchando contra el viento que pasaba silbando junto a él, Si Treemba se dirigió a duras penas hacia el casco y dejó la brújula cerca del agujero. El vacío la succionó y la corriente de aire cesó de inmediato.

–¡Buen trabajo! – gritó Obi-Wan mientras corría hacia la consola del piloto.

El capitán y su copiloto, que permanecían sujetos a sus asientos por el cinturón, se habían desmayado debido a la falta de aire. Un minuto más y se hubieran asfixiado. De momento, seguían inconscientes. En la habitación hacía mucho calor. Los disparos habían atravesado la terminal de navegación y los restos de metal se amontonaban por cualquier sitio. Pero como había tan poco aire en la estancia, el fuego se había apagado.



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