El príncipe de mis sueños by Elizabeth Bevarly

El príncipe de mis sueños by Elizabeth Bevarly

autor:Elizabeth Bevarly
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2003-09-12T22:00:00+00:00


Capítulo Siete

Convencida de haber oído mal, Sara miró atentamente el rostro de Shane. Por su expresión supo de inmediato que había dicho exactamente lo que había creído oír… y que lo había hecho en serio.

—Tú... tú... tú... —empezó, pero fue incapaz de continuar, como si de repente se hubiera quedado sin cerebro.

—Necesito besarte, Sara —repitió él en tono insistente, exigente, excitante...

—Quiero besarte. Inclínate para que pueda hacerlo.

Y, de algún modo, incluso mientras se decía que aquello no podía ser buena idea, Sara hizo exactamente lo que le había pedido. Se inclinó despacio hacia delante, pero mantuvo las palmas de las manos en el suelo, como si así pudiera mantenerse anclada a la realidad. Shane pasó una mano tras su cuello y la atrajo hacia sí con firme delicadeza.

Y entonces su boca se encontró con la de ella, o tal vez fue al revés, pero la maravillosa sensación que recorrió el cuerpo de Sara como resultado hizo que le diera totalmente lo mismo quién hubiera dado el último impulso.

Shane la besó como nunca la habían besado, de un modo a la vez vacilante y firme, confiado e indeciso. Al principio se limitó a rozarle los labios hasta tres veces antes de apartarse un poco. Al notarlo, Sara abrió los ojos y vio que la miraba con expresión enigmática. Sonrió y, sin esperar a que él volviera a besarla, adelantó la cabeza y fundió sus labios con los de él.

La sensación que siguió fue exquisita.

La barba de Shane le rozaba la boca, pero la sensación de sus labios era tan suave, cálida e incitante... Incapaz de contenerse, Sara apartó las manos del suelo y apoyó las palmas contra su pecho, maravillándose al sentir la sólida musculatura que palparon sus dedos. Ya se había fijado en varias ocasiones en lo bien hecho que estaba, gracias a su trabajo, probablemente; y también se había preguntado más veces de las debidas qué se sentiría siendo la mujer que se acostara con él.

Allí tenía su oportunidad, pensó.

Entonces, sin ni siquiera darse cuenta de que lo había hecho, se encontró de pronto tumbada a su lado, con todo el cuerpo pegado al de él. Shane reaccionó al instante y le pasó una mano por la cintura para retenerla contra sí, como si temiera que fuera a apartarse de inmediato.

Pero Sara no tenía ninguna intención de hacerlo. No pensaba ir a ningún sitio. Al menos de momento...

Shane ladeó la cabeza y tomó su boca de un modo más posesivo, más íntimo. La besó una y otra vez, hasta que su deseo por ella se transformó en voracidad. Cuando Sara abrió la boca para tomar aire, él la penetró con la lengua y la saboreó de un modo inicialmente vacilante, pero que enseguida se volvió más apasionado. Ella se sintió sorprendida por la invasión y estuvo a punto de apartarse, pero había algo intensamente erótico en el hecho de sentir a Shane en su interior de aquel modo, de manera que se abrió completamente a él e incluso se aventuró a devolverle las caricias con la lengua.



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