El pozo de Santa Clara by Anatole France

El pozo de Santa Clara by Anatole France

autor:Anatole France [France, Anatole]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 1894-12-31T16:00:00+00:00


III

EL DOCTOR SERÁFICO

Fra Giovanni no era muy docto en el conocimiento de las letras, y se alegraba de su ignorancia como de una fuente inextinguible de humillaciones.

Pero habiendo visto en el convento de Santa María de los Ángeles que varios doctores en Teología meditaban sobre las perfecciones de la Santísima Trinidad y sobre los misterios de la Pasión, dudó si no le superarían en el amor de Dios, por efecto de su más elevado conocimiento.

Su alma se contristó y, por primera vez, cayó en la tristeza. Y este sentimiento era contrario a su estado. Pues la alegría es el don de los pobres.

Decidió comunicar sus inquietudes al general de la Orden para librarse de ellas como de un peso inicuo. Por entonces era Giovanni di Fidanza general de la Orden.

Había recibido de San Francisco el nombre de Buenaventura. Había estudiado Teología en la Universidad de París. Y sobresalía en la ciencia del amor, que es la ciencia de Dios. Conocía los cuatro grados por que la criatura se eleva al Creador, y meditaba sobre el misterio de las seis alas que ostentan los querubines. Por esto se le llamaba el doctor Seráfico.

Y sabía que la ciencia es vana sin el amor. Fra Giovanni fue en su busca mientras paseaba por el jardín, sobre la terraza que domina a la ciudad.

Era domingo. Y los artesanos de la ciudad y los campesinos que trabajan en las viñas, ascendían, al pie de la terraza, por la calle montuosa que conduce a la iglesia.

Y fra Giovanni, viendo al hermano Buenaventura en el jardín, rodeado de lirios, se acercó y le dijo:

—Hermano Buenaventura, borrad de mi espíritu la duda que me atormenta, y respondedme. ¿Un ignorante puede amar a Dios con tanto amor como un sabio?

Y el hermano Buenaventura respondió:

—En verdad os lo digo, fra Giovanni; una pobrecita anciana puede igualar y superar en amor de Dios a todos los doctores en Teología. Y como la única excelencia del hombre radica en el amor, quiero repetíroslo, hermano: una mujer muy ignorante será colocada en el cielo a la diestra de los doctores.

Oyendo estas palabras, fra Giovanni rebosó de alegría. E inclinándose por el muro bajo del jardín, miró con amor a los viandantes. Y gritó con toda su voz:

—Mujeres pobres, sencillas e ignorantes, vosotras estaréis en el cielo muy por encima del hermano Buenaventura.

Y al oír la exclamación del buen hermano, el doctor Seráfico sonrió entre los lirios del jardín.



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