El país de García by José-Vicente Torrente

El país de García by José-Vicente Torrente

autor:José-Vicente Torrente [Torrente, José-Vicente]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1972-01-01T00:00:00+00:00


La basílica actual se inició hacia 1608 gracias a la generosidad de los condes de Torresecas, dos de cuyos primates, Faustino Cortés y el obispo de Jaca, Tomás Cortés, aparecen retratados en habitación adyacente a la sacristía, por mano de Jusepe Martínez, el mejor pintor aragonés del XVII si nos atenemos al juicio de Velázquez, cuando acompañando a la majestad de Felipe IV pasó por Zaragoza. De la basílica primitiva no queda más que la memoria. Se sabe que hubo una iglesia románica, sustituida hacia 1339 por una obra gótica que albergó la cofradía del santo fundada hacia 1283. El único resto de la fábrica románica es un atrio de cúpula sostenida por arcadas en cuya base se albergan una serie de pedestales que, ornamentados con los signos del zodíaco, sirvieron para sostener una colección de figuras que no han llegado a nuestros tiempos.

En el templo, espacioso, de tres naves y crucero llama la atención el gran altar que el escultor de Barbastro, Sebastián de Ruesta, ejecutó hacia 1689. Quizás resulte excesiva la orgía de tallas, resaltes, pámpanos, vides y otros ornamentos tomados de la naturaleza con los que Ruesta adornó las enormes columnas salomónicas y otras partes de la obra, pero si se tiene en cuenta que dentro de la monumentalidad el de Barbastro logró conservar un buen sentido de la proporción general, cabe la indulgencia para con el abuso en lo menudo. La obra de madera sirve de encuadre a dos lienzos principales pintados por Bartolomé Vicente, artista que en 1678, cuando concibió dichas obras, gozaba de gran predicamento. El uno representa a San Lorenzo achicharrándose en la parrilla, martirio en cuyo horroroso trance hizo gala de los atributos que siempre han honrado al celtíbero, pues tras asegurar que ya estaba bien asado de un lado, solicitó que los sayones se sirvieran darle la vuelta. Hay una jota ingenua, del año de la polca, que dice de esta manera:

El glorioso San Lorenzo

a los romanos les dijo:

que me den pronto la vuelta

que tengo el trasero frío.



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