El misterio de la laguna (Spanish Edition) by Esther Vázquez

El misterio de la laguna (Spanish Edition) by Esther Vázquez

autor:Esther Vázquez [Vázquez, Esther]
La lengua: spa
Format: azw3
publicado: 2013-03-19T00:00:00+00:00


Capítulo 6.

Jessica había pasado toda la noche sin dormir. Pensar en que aquel hombre que había tenido enfrente durante unos minutos, que incluso había hablado con él, pudiera ser el secuestrador o incluso asesino de su hermana, le quitaban el sueño.

Ya eran las nueve y media de la mañana, y aún no tenía noticias nuevas. Sabía que pedía demasiada rapidez, pero no soportaba la espera. Se levantó a desayunar, cuando se preocupaba o estaba nerviosa, su estómago le pedía más comida de la normal.

Toc, toc, toc.

Jessica dio un brinco, la puerta había sonado, y eso sólo podían significar dos cosas: una, que Mario tenía el día libre y venía a verla para que no estuviera sola; o dos, que Matthew tenía noticias de su hermana.

- Ya va. – Dijo con cierto nerviosismo, intentando evitar que la taza de café se le cayera al suelo, cosa que consiguió, aunque el café en sí, se desparramó por toda la encimera. – Hola, ¿sabes algo más?

- Buenos días a ti también.

- Lo siento, es que…

- Tranquila, si, traigo noticias. – Cogió una bayeta y limpió la encimera. – Saboni, mi ayudante, ha conseguido la lista de conductores del vaporetto.

- ¿Y? ¿Coinciden con el retrato robot?

- Si, coincide. – Hizo una pequeña pausa, para que su oyente lo asimilara. – Se llama Marco Moretti.

- Y, ya lo tenéis, ha dicho algo, a…

- Aún no hemos hablado con él. Saboni ha ido a buscarle a su casa para interrogarle, en cuanto termine me avisará y sabremos algo más. Mientras tanto, sólo podemos esperar.

- No se me da bien esperar.

- Desayunemos, quiero probar esa ensaimada. Dicen que las de Mallorca son las mejores, ¿puedo?

- Claro, la traje para Elena, la encantan. Seguro que te gusta.

Desayunaron con tranquilidad, a la espera de que Saboni realizara la llamada. Jessica estaba más pendiente del teléfono del detective que el propio Matthew, pero, ¿quién podía culparle? Era la primera vez que probaba una ensaimada mallorquina, y a juzgar por su cara, le gustaba bastante.

Uno de los trozos de la ensaimada se había mojado demasiado y, cuando fue a morderlo, se le cayó sobre el vaso, empapándole completamente y provocando una pequeña carcajada por parte de Jessica.

De pronto, Matthew dejó el siguiente trozo de ensaimada en la mesa, sobre una servilleta, y se levantó casi de un brinco para coger su teléfono. No le dio tiempo ni a que sonara más de una vez.

- ¿Sí?

En pocos minutos terminó de hablar y volvió a guardar su móvil en el bolsillo izquierdo.

- Le tenemos. Iré a la comisaria. Volveré lo antes posible.

- Quiero ir.

- Lo siento, no puedes.

- Pero…

- Jessica, te prometo que si averiguo algo más, - dijo sosteniendo la mano derecha de su oyente – te enterarás lo antes posible. Pero debes esperar aquí.

- Está bien.

El detective cogió entonces el trozo de ensaimada que había dejado en la servilleta y se lo llevó a la boca con el último trago de su café. Acto seguido salió rápido de la casa tras despedirse con un gesto de Jessica.



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