El espía del norte by Jan Guillou

autor:Jan Guillou [Guillou, Jan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2016-11-14T16:00:00+00:00

* * *

Luigi se percató de que la angustia que sentía en su interior había ido en aumento a medida que transcurría la comida. Todo había salido, más o menos, según lo previsto; una gran reunión familiar, con las copas de cristal tallado y la vajilla ribeteada en oro que solo utilizaban en las ocasiones especiales, y su padre, sentado a la cabecera de la mesa, haciendo sonar la copa con el tenedor para pronunciar unas palabras en honor del hijo pródigo… Evidentemente, su discurso versó sobre su regreso, sobre su prometedor futuro como informático, sobre el largo y duro camino que había tenido que recorrer para obtener su licenciatura, sobre lo bueno de unir lo mejor del carácter sueco con lo mejor del carácter italiano, la capacidad sueca de lograr lo que uno desea por mucho sacrificio que le cueste, la capacidad italiana de mantenerse unido a la familia a pesar del mucho tiempo que uno haya estado separado de ella…

Su padre hablaba un italiano bastante bueno, pero siempre se liaba cuando trataba de ponerse solemne. Pensaba en sueco y traducía sobre la marcha, por lo que a veces metía la pata, y hacía reír a toda la familia.

Luigi había dejado estacionada la furgoneta Citroën a una manzana de allí. A la mañana siguiente debería marcharse sin poder decir adónde, por qué o por cuánto tiempo. No había estado en casa más de veinticuatro horas, y no había logrado encontrar una excusa. Su familia era nórdica y no entendería que Luigi se marchase para encontrarse con su gran amor. Sopesó llevarse a su madre y a su padre aparte y contarles claramente lo que pasaba, bueno, casi todo; simplemente les diría que trabajaba para las Fuerzas Armadas, pero no que estaba a punto de viajar a Palermo para perseguir a una banda de mafiosos.

Tarde o temprano se enterarían de que trabajaba para las Fuerzas Armadas suecas y que difícilmente podría llegar a hacer carrera, por lo menos el tipo de Carrera que imaginaban sus padres.

Sabían que era paracaidista. Había estado fuera de Suecia durante cinco años y ya tocaba volver a hacer las maniobras. No se lo había contado para no ponerlos tristes. Naturalmente, como oficial, debía presentarse a unas maniobras.

Pero ¿y si su padre empezaba a hablar de sus contactos en Suecia y comenzaba a hacer llamadas para conseguir una prórroga por motivos familiares?

Entonces estaría obligado a llevarse a su padre aparte y contarle la verdad. O al menos decirle algo que se pareciese a la verdad. Esa era la única solución.

Dedicó el resto de la larga comida a hablarle a su abuelo sobre California, Silicon Valley, la producción vinícola californiana y las expectativas de la industria automovilística norteamericana. Se sentía más relajado después de haber tomado la decisión de escoger las maniobras como excusa; todos sabían que le daba mucha importancia a su identidad sueca, aunque pudiese guardarla como si fuese un abrigo de invierno cada vez que iba a Milán. Seguro que creerían su historia, estaría fuera un mes para ser Svensson en lugar de Bertoni.

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