El cerebro de Broca by Carl Sagan

El cerebro de Broca by Carl Sagan

autor:Carl Sagan [Sagan, Carl]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 1979-01-01T05:00:00+00:00


CAPÍTULO 11

UN PLANETA LLAMADO JORGE

… me enseñaste el nombre de la gran luz y el de la pequeña, que iluminan el día y la noche.

WILLIAM SHAKESPEARE,

La tempestad, acto I, escena 2

—¿Es cierto que responden a sus nombres? —observó negligentemente el Mosquito.

—Nunca oí que lo hiciesen —dijo Alicia.

—¿De qué les sirven pues los nombres —dijo el Mosquito—, si no responden a ellos?

LEWIS CARROLL,

Alicia a través del espejo

EN LA SUPERFICIE LUNAR hay un pequeño cráter de impacto llamado Galilei. Tiene unas 9 millas de diámetro, poco más o menos el tamaño del área metropolitana de Elizabeth, New Jersey, y es tan pequeño que para verlo se necesita un telescopio bastante potente. Cerca del centro de esa cara de la Luna que está siempre orientada hacia la Tierra, está la espléndida pared en ruinas de un antiguo cráter, de 115 millas de diámetro, llamado Ptolomaeus; puede verse fácilmente con unos prismáticos corrientes e, incluso, algunas personas de gran agudeza visual pueden verlo a simple vista.

Ptolomeo (siglo II de nuestra era) fue el principal defensor de la opinión según la cual nuestro planeta es inamovible y se encuentra en el centro del universo; creía que el Sol y los planetas describían circunferencias alrededor de la Tierra en un día, encajados en esferas cristalinas. Por su parte, Galileo (1564-1642) sostuvo el punto de vista copernicano según el cual el Sol se encuentra en el centro del sistema solar y la Tierra es uno de los muchos planetas que giran a su alrededor. Más aún, fue Galileo quien proporcionó, a través de la observación de la fase creciente de Venus, la primera prueba convincente en favor de la tesis de Copérnico. También fue Galileo el primero en llamar la atención sobre la existencia de cráteres sobre nuestro satélite natural. Entonces, ¿por qué el cráter Ptolomaeus es mucho más prominente en la superficie lunar que el cráter Galilei?

El criterio para la denominación de los cráteres lunares fue establecido por Johannes Howelcke, más conocido por su nombre latinizado de Hevelius. Era cervecero y político local en Danzig y dedicó mucho tiempo a la cartografía lunar; publicó un famoso libro, Selenographia, en 1647. Tras haber grabado al agua fuerte y a mano las placas de cobre utilizadas para la impresión de sus mapas del aspecto de la Luna vista a través del telescopio, Hevelius se planteó el problema de la denominación de los elementos grabados. Unos le propusieron que les asignara nombres de personajes bíblicos; otros se decantaban por los de filósofos y científicos. Hevelius consideró que no existía ninguna conexión lógica entre los elementos lunares y los patriarcas y profetas de hacía miles de años, pero pensó también que podía desencadenarse una fuerte controversia a la hora de buscar los nombres de los filósofos y científicos que había que conmemorar, especialmente en el caso de los no fallecidos. Le pareció más prudente bautizar los prominentes valles y montañas lunares en función de características terrestres comparables: Así, contamos con montes lunares Apeninos, Pirineos, Cáucaso, Jura y Atlas e incluso con un valle Apenino.



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