9788498059571 by Luis Benavides

9788498059571 by Luis Benavides

autor:Luis Benavides
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2017-01-03T10:42:03+00:00


El perdón es un don del Espíritu Santo

166. El perdón es un don del Espíritu Santo

El perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo, que nos llena de la purificación de misericordia y de gracia que brota incesantemente del corazón abierto de par en par de Cristo crucificado y resucitado.

Audiencia General

Plaza de San Pedro, 19 de febrero de 2014

167. El Espíritu Santo es el protagonista del perdón de los pecados

Ante todo, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. En su primera aparición a los Apóstoles, en el cenáculo, Jesús resucitado hizo el gesto de soplar sobre ellos diciendo: 'Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos' (Jn 20,22-23). Jesús, transfigurado en su cuerpo, es ya el hombre nuevo, que ofrece los dones pascuales fruto de su muerte y resurrección. ¿Cuáles son estos dones? La paz, la alegría, el perdón de los pecados, la misión, pero sobre todo da el Espíritu Santo que es la fuente de todo esto. El soplo de Jesús, acompañado por las palabras con las que comunica el Espíritu, indica la transmisión de la vida, la vida nueva regenerada por el perdón.

Audiencia general

Plaza de San Pedro, 20 de noviembre de 2013

168. En la comunidad cristiana se hace presente el Espíritu y el perdón

En efecto, es la comunidad cristiana el lugar donde se hace presente el Espíritu… He aquí, entonces, por qué no basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar humilde y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En la celebración de este sacramento, el sacerdote no representa solo a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con él, que le alienta y le acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana.

Audiencia General

Plaza de San Pedro, 19 de febrero de 2014

169. El temor de Dios nos recuerda cuán pequeños somos

El don del temor de Dios, del cual hablamos hoy, concluye la serie de los siete dones del Espíritu Santo. No significa tener miedo de Dios: sabemos bien que Dios es Padre, y que nos ama y quiere nuestra salvación, y siempre perdona, siempre; por lo cual no hay motivo para tener miedo de él. El temor de Dios, en cambio, es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos.



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