Los robots by Isaac Asimov

Los robots by Isaac Asimov

autor:Isaac Asimov [Asimov, Isaac]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 1982-01-01T05:00:00+00:00


Satisfacción garantizada

Tony era alto y de una belleza sombría, con un increíble aire patricio dibujado en cada línea de su inmutable expresión. Claire Belmont le miró a través del resquicio de la puerta, con una mezcla de horror y desaliento.

—No puedo, Larry. No puedo tenerlo en casa…

Buscaba febril en su paralizada mente una manera más enérgica de expresarlo, algo que tuviera sentido y zanjara la cuestión, pero acabó por reducirse a una simple repetición.

—¡De verdad, no puedo!

Larry Belmont contempló con severidad a su mujer y en sus ojos asomó aquel destello de impaciencia que Claire odiaba ver, puesto que le daba la impresión de reflejar su propia incompetencia.

—Nos hemos comprometido, Claire. No puedo desdecirme ahora. La compañía me envía a Washington con esa condición, lo cual con toda seguridad significa un ascenso. No presenta ningún peligro y tú lo sabes. ¿Qué tienes pues que objetar?

Ella frunció el entrecejo, desvalida.

—Me da escalofríos: No puedo soportarlo.

—Es tan humano como tú o como yo. Bueno…, casi. Así que nada de tonterías. ¡Vamos, apártate!

Apoyó su mano en el talle de ella, empujándola, y Claire se encontró temblando en su propio cuarto de estar, donde se encontraba aquello, mirándola con precisa cortesía, como evaluando a la que había de ser su anfitriona durante las próximas tres semanas. La doctora Susan Calvin se hallaba también presente, envaradamente sentada, con los labios apretados como síntoma de abstracción. Presentaba el aspecto frío y distante de alguien que ha trabajado durante tanto tiempo con máquinas que un poco de acero ha penetrado en su sangre.

—Hola —castañeteó Claire, como un saludo ineficaz y general.

Gracias a que Larry salvó la situación, exhibiendo una falsa alegría:

—Mira, Claire, deseo que conozcas a Tony, un tipo magnífico. Ésta es mi mujer, Tony, chico.

La mano de Larry se posó amistosa sobre el hombro de Tony, mas éste permaneció inexpresivo, sin responder a la presión, limitándose a decir:

—¿Cómo está usted, señora Belmont?

Claire dio un respingo al oír la voz de Tony, profunda y pastosa, suave como el pelo de su cabeza o la piel de su rostro.

Sin poder contenerse, exclamó:

—¡Ah…! ¡Habla usted!

—¿Y por qué no? ¿Acaso esperaba que no lo hiciera?

Claire sólo consiguió esbozar una débil sonrisa. No sabía bien lo que había esperado. Miró hacia otro lado, lanzándole una ojeada con el rabillo del ojo. Tenía el pelo suave y negro, como pulido plástico… ¿O se componía en realidad de cabellos separados? Y la piel lisa y olivácea de sus manos y cara, ¿era una continuación de su oscuro y bien cortado traje?

Se hallaba paralizada por un estremecido asombro. Tuvo que hacer un esfuerzo para poner en orden sus pensamientos, a fin de prestar atención a la voz sin inflexiones ni emoción de la doctora Calvin, que decía:

—Señora Belmont, espero que sabrá apreciar la importancia de este experimento. Su esposo me ha dicho que la ha puesto ya en algunos de los antecedentes. Por mi parte, desearía añadir algunos más, como psicólogo jefe de la US Robots and Mechanical Men Corporation. Tony es un robot. Su designación en los ficheros de la compañía es TN-3, pero responde al nombre de Tony.



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