Luces en el cielo by Isaac Asimov

Luces en el cielo by Isaac Asimov

autor:Isaac Asimov [Asimov, Isaac]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias naturales, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1977-12-31T16:00:00+00:00


NUESTRO SISTEMA SOLAR

EL COMETA QUE NO ESTABA

Acabo de recibir la llamada telefónica de una joven que me quiso comentar uno de mis libros.

—Desde luego —dije. Y luego, súbitamente alarmado por su tono de voz pregunté—: ¿Está llorando?

—Sí —dijo ella—. Realmente no es culpa de usted, supongo, pero su libro me puso tan triste…

Quedé atónito. Mis cuentos, aunque excelentes, se destacan ante todo por su atmósfera y tono cerebral y generalmente no se los considera importantes por su contenido emocional. De todos modos, hay un par de cuentos que podrían tocar las cuerdas de la sensibilidad[33], y no deja de ser halagüeño que los escritos de uno hagan llorar a alguien.

—¿A qué libro se refiere, señorita? —pregunté.

—A su libro sobre el Universo —dijo.

Si antes había quedado atónito, no era nada comparado con mi presente confusión. «The Universe» (Walker, 1966) es un volumen perfectamente respetable, escrito con un estilo lógico y vivaz, y no incluye una palabra capaz de provocar lágrimas. O eso creía yo.

—¿Pero cómo la entristeció ese libro? —pregunté.

—Estaba leyendo acerca de la evolución del Universo y de cómo debe terminar. Me hizo sentir que todo era inútil. Perdí las ganas de vivir.

—Pero señorita, ¿no notó que yo digo que nuestro Sol tiene por lo menos ocho mil millones de años de vida y que el Universo puede durar miles de millones de años?

—Eso no es para siempre —dijo ella—. ¿A usted no lo desespera? ¿No les quita las ganas de vivir a los astrónomos?

—No, de ninguna manera —dije con firmeza—. Y usted tampoco debe sentirse así. Cada uno de nosotros tiene que morir en mucho menos de varios miles de millones de años y aceptamos la idea, ¿verdad?

—No es lo mismo. Cuando morimos, otros nos siguen, pero cuando muera el Universo no quedará nada.

—Bueno, mire —le dije, desesperado por animarla—, puede ser que el Universo oscile y que nuevos Universos nazcan cuando mueran los viejos. Hasta es posible que los seres humanos aprendan a sobrevivir a la muerte de un Universo en el futuro.

Los sollozos parecían haber disminuido cuando me atreví a decirle adiós.

Me quedé un rato mirando el teléfono. Soy bastante blando de corazón y las listas de películas me hacen llorar, pero debo admitir que nunca se me ocurriría llorar por el fin del Universo de aquí a miles de millones de años. De hecho, escribí acerca del fin del Universo en mi cuento «La última pregunta»[34] y estaba bastante exaltado.

Sin embargo, en ese momento empecé a sospechar que la astronomía puede ser un tema peligroso del que habría que proteger a las jóvenes sensibles. Sin duda, pensé, no puedo permitirme caer en la misma trampa, de modo que lo único que ahora puedo hacer es sentarme de inmediato ante la máquina de escribir y empezar resueltamente un ensayo sobre astronomía.

Empecemos con el número siete, un número notoriamente afortunado. Se lo usa con toda suerte de connotaciones que lo hacen parecer el número natural para grupos importantes. Están las siete virtudes, los siete pecados capitales, las siete maravillas del mundo, etcétera, etcétera.



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