El último dragón by Byron Preiss & Michael Reaves

El último dragón by Byron Preiss & Michael Reaves

autor:Byron Preiss & Michael Reaves
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantástico
publicado: 1979-01-01T00:00:00+00:00


Jondalrun contempló con nerviosismo las Naves del Viento cuyas velas de colores sobresalían, brillantes, entre la niebla.

—Hemos hecho bien en ordenar a los hombres que retrocedieran al abrigo de las colinas —murmuró—. Si no pueden vernos, estaremos a salvo de su ataque.

Tamark movió la cabeza en gesto de negativa.

—Intentarán hacernos salir a campo abierto, Jondalrun —dijo—. Entonces, caerán sobre nosotros.

—Yo también lo creo así —intervino Lagow—. Somos un objetivo fácil para los simbaleses.

Jondalrun le dirigió una breve mirada de reproche, después, en su rostro lleno de arrugas apareció una leve sonrisa, casi de arrepentimiento.

—No seremos nosotros quienes lancemos el primer ataque —dijo—, pero tampoco retrocederemos desordenadamente hacia la costa, derrotados de antemano. Hasta aquí hemos llegado, y ahora esperaremos a que vengan por nosotros —añadió, mirando a Dayon mientras ordenaba a algunos rezagados que se pusieran a cubierto detrás de una cresta de granito.

Las Naves del Viento continuaban acercándose lentamente, y se separaron para rodear a los fandoranos. Parecían serenas e indiferentes, como si los que las tripulaban fueran unos seres superiores a aquellos humanos apegados a la tierra firme y que se ocultaban en las colinas. Los artefactos voladores continuaron su avance, con las proas surcando la niebla como si navegaran por las aguas de un océano.

Entre los fandoranos se elevaron murmullos y exclamaciones de temor.

—¡Quedaos donde estáis! —gritó Pennel; los demás Ancianos corearon la orden repetidas veces—. ¡Su magia no puede nada contra nosotros, contamos con la protección de la bruja!

Sin embargo, enfrentados a la terrible visión de las Naves del Viento, no todos los hombres fueron capaces de poner su fe en los pequeños amuletos que llevaban en las muñecas. La Nave de Thalen pasó sobre ellos a una altura de diez metros y un tembloroso grito de temor se elevó del grupo de soldados inmóviles en la falda de la colina. Jondalrun miró de nuevo hacia el bosque. A través de la niebla distinguió otra Nave del Viento, de menor tamaño, que aparecía al otro lado del valle.

—¡Alerta a los hombres! —gritó—. ¡Que sigan escondidos y no ataquen!

La Nave del Viento de Kiorte sobrevoló el bosque a gran velocidad. El viento y la sensación de libertad lo estimulaban; la frustrante confrontación con Evirae y la Familia Real lo habían empujado a la aventura. No tenía ninguna duda sobre la capacidad de Thalen para conducir a las tropas pero, aun así, él era su comandante y debía ponerse al frente de las operaciones.

No obstante, pese a su impaciencia por llegar, voló con cautela y cerca de las copas de los árboles, pues los testimonios sobre la presencia de un Dragón eran demasiado numerosos para considerarlos un rumor sin fundamento. Sin embargo, aunque los fandoranos, de un modo u otro, dominaran a semejante bestia, el resultado final de la batalla no cambiaría. Ahora, Kiorte podía observar el valle a través de la capa de niebla. Al otro lado de la planicie, vio las tres Naves del Viento sobrevolando las colinas. Al aproximarse, el príncipe distinguió un grupo de



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.