El ópalo negro by Victoria Holt

El ópalo negro by Victoria Holt

autor:Victoria Holt [Holt, Victoria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1992-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 07

La advertencia

—La casa de Brier Road no le gusta a tía Bee —me explicó Gertie—. Creo que es porque el cuarto de los niños es demasiado pequeño. Tiene capacidad sólo para dos niños, y ella quiere que la tenga al menos para diez. ¿Qué tal tu visita? ¿Fue agradable?

Yo vacilé.

—Así, pues, no lo fue —continuó ella—. A menudo es erróneo esperar que encontrarás a los viejos amigos exactamente iguales que eran cuando los dejaste de ver. Uno recuerda que se juró con ellos amistad eterna cuando se marchó, pero naturalmente uno olvida… y ya no queda realmente nada cuando regresa. Mi querida tía Bee anda a la busca de una casa como si le fuera la vida en ello.

Yo no podía dejar de pensar en la visita que acababa de hacer. ¿Hubiera sido mejor no ir? No estaba muy segura. Lo que había descubierto era muy turbador, pero no me hubiera gustado permanecer en la ignorancia, y sin duda había sido muy emocionante reencontrarme con Lucian.

En el pasado, había sentido mucho afecto por él; había sido uno de mis héroes, pero en aquella época yo había sentido un cariño exagerado por todas aquellas personas que se comportaban amablemente conmigo. Eso era debido a que Nanny Gilroy me había dado siempre la impresión —y también Estella, algunas veces— de que yo no era importante para nadie.

Me preguntaba si volvería a verlo. Había guardado mi dirección y parecía ansioso de encontrarse conmigo, pero, cuando uno ya no estaba delante la gente, solía olvidar las promesas hechas tan a la ligera como aquélla.

Cuando volvía los ojos hacia los momentos posteriores a nuestra reunión, no podía apartar de mi mente que, a pesar de que se había alegrado de verme otra vez, mi visita parecía haberlo afectado de alguna forma. Suponía que eso estaba relacionado con lo que había ocurrido en Commonwood, debido a que yo le había hecho pensar en cosas ya olvidadas.

Lawrence Emmerson había sido invitado a cenar, y las intenciones de la tía Beatrice resultaban bastante transparentes. Su alegría por el compromiso de Gertie resultaba tan obvia, que no podía ocultar que deseaba verme también a mí felizmente casada. El doctor Emmerson era un buen amigo y, tal y como ella advirtió, me interesaba. Quizá fuese un poco mayor para mí, pero en todos los demás sentidos era perfecto, y no podía esperarse que todo el mundo tuviese la misma buena suerte de Gertie.

Yo esperaba que el doctor Emmerson no se diera cuenta de las intenciones de la tía de mi amiga.

No tuvimos muchas oportunidades de conversar a solas durante la cena, pero me invitó a almorzar con él algunos días más tarde y, en cuanto llegó ese día y estuvimos sentados, me dijo:

—Algo la ha trastornado.

Me di cuenta, claro está, de que se refería a lo que había descubierto en Easentree, y me sorprendió que el efecto que había producido en mí fuera evidente.

Le hablé de mi visita.

Estaba enterado del asesinato, a pesar de que se hallaba a bordo de nuestro barco cuando la noticia salió a la luz pública.



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