Ejecutor by Gherbod Fleming

Ejecutor by Gherbod Fleming

autor:Gherbod Fleming [Fleming, Gherbod]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2002-04-29T04:00:00+00:00


Capítulo catorce

Nada parecía haber cambiado en el apartamento de Melanie. Frente al edificio, la barandilla aún estaba tirada en el suelo, donde Sands la había dejado. Si de verdad alguien había llamado a la policía, no había señales visibles de ello. «No me sorprende —pensó—. Si alguien oyó el jaleo por encima de la maldita música, habrá creído que se trataba de una pelea normal en el aparcamiento, relacionada con las pandillas, las drogas o cualquier otra cosa». La escena le dejó un regusto desagradable en la boca. «¿Esta es la clase de gente por la que estoy arriesgando mi vida?». No, decidió. Arriesgaba su vida por la gente decente, como Faye y Melanie. «Por Julia, y ojalá que por su hijo», pensó, mirando a la mujer que estaba sentada junto a él en el coche.

Julia también estaba inspeccionando el lugar de los hechos.

—¿Qué es esa barra?

—La barandilla. Con la que traté de partirle la cabeza.

Ella lo miró con… con algo que él no sabía lo que era: ¿desdén por su reacción machista ante la situación, reticente admiración, alivio por saber que él estaba bien, frustración porque el monstruo había escapado? Tal vez todo a la vez.

—Creo que él puede ayudarme a encontrar a Timothy —dijo Julia—. Si es el mismo con el que hablé.

Cuando iban de camino, Julia le había hablado sobre el encuentro en el club, sobre la mochila y los cuerpos que la policía había descubierto, y sobre la endeble esperanza de que un vampiro pudiera conducirla a otro vampiro, y a otro, hasta encontrar a su hijo.

Sands no estaba tan seguro.

—¿Piensas de verdad que existe una fraternidad de vampiros o algo así, que hacen reuniones y que roban niños en vez de pedir una pizza? —Deseó no haberlo dicho apenas las palabras salieron de su boca. Julia se puso tensa. Apartó la vista, como si de pronto sintiera un gran interés por el segmento de barandilla suelta, pero él creyó ver lágrimas en sus ojos, gracias a la luz de la farola de la calle—. Por Dios, perdóname, Julia. No quería decir eso. Esa cosa atacó a Melanie. Amenazó a Faye. Tarde o temprano, tendremos que matarlo, pero si podemos averiguar algo antes de hacerlo…

—Eso es lo que todos insisten en decir. —De pronto, su tono de voz se endureció—. Que tenemos que matarlo. Y mientras tanto, tal vez, quizás, si tenemos suerte, averiguaremos algo sobre Timothy. Lo lamento, pero yo no lo veo así. Quiero recuperar a Timothy.

Sands se limitó a asentir. ¿Qué podía decirle? Percibía la determinación de Julia, su dolor, pero escucharla, extrañamente, le proporcionaba una sensación de alivio, igual que había ocurrido con la conversación en la casa. Allí había una mujer que, a diferencia de la mayoría de la gente del mundo, veía las cosas como él las veía. No vivía en su pequeño y seguro mundo. Sus ilusiones de seguridad y conformismo estaban hechas trizas. Como las suyas. Aunque no se llevara bien con los cazadores, aunque no le gustaran, ellos sabían de dónde venía.



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