Duncan y Tris (Trilogía) by C. J. Benito

Duncan y Tris (Trilogía) by C. J. Benito

autor:C. J. Benito
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2016-09-03T22:00:00+00:00


Capítulo 14

Un vez en la mansión, después de almorzar, Brenda y Joe se retiraron a su dormitorio para descansar un poco. Duncan acompañó a Tris hasta las hamacas de la piscina, se tumbó en una y ella se acurrucó sobre su cuerpo.

—Me gusta verte lejos de tu mundo, con ropa informal y con tu familia.

—Soy un tipo más normal de lo que parezco, reservado, sí, pero normal y corriente, el resto solo son apariencias.

—¿Podrías vivir sin tu dinero?

—Sí, cuando estuve en Japón lo hice y eso me cambió la vida.

—Ya lo veo, todo el mundo tiene una isla privada, mansión y varios helicópteros.

—Los helicópteros son alquilados.

—¡AAAh, perdonaaaaaa! Como alquilarlos es tan barato. —replicó Tris con malicia.

—Te lo digo en serio, renunciaría a todo por ti, de hecho, no dejo de darle vueltas a algo.

—¿El qué?

—Vender mi compañía y retirarme contigo a un lugar tranquilo.

Tris lo besó y acarició su pecho con la mano, nunca le pediría eso, ese era su mundo y en el fondo le divertía hacer negocios, su pequeño juego de poder.

La radio de la piscina no dejaba de emitir canciones de Elvis y Tris empezaba a quedarse dormida, no podía estar más a gusto.

Duncan le acarició el pelo hasta que ella se quedó dormida, la idea de abandonarlo todo y centrarse solo en ella, le apasionaba, pero no podría hacerlo mientras no acabara con esa gente. Sacó el móvil del bolsillo del bañador y tecleó un mensaje.

“Estoy listo, ¿qué debo hacer?”

La respuesta no se hizo esperar.

“Esperar, cuando llegue el momento deberás hacer sacrificios personales”

¿Sacrificios personales? ¿Qué querían decir? Guardó el móvil en el bolsillo y besó a Tris en la cabeza.

Brenda los observaba desde la ventana de su cuarto, parecía mentira, su primo no dejaba de dar mimos a su chica. Duncan podía ser muy frío, pero siempre estaba ahí, protegiéndola, queriéndola, estaba con Joe gracias a él. Joe la abrazó y miró por la ventana.

—No seas cotilla y déjalos en paz, ya le tocaba ser feliz.

Brenda se giró, besó a Joe, lo tomó de la mano y lo llevó hasta la cama donde pensaba darle su recompensa.

Por la noche, los cuatro estaban cenando en una de las terrazas, Tod se había esmerado con la selección de carnes, salsas y postres exóticos. Joe se levantó de la mesa, caminó hacia uno de los sillones y se dejó caer con pesadez, estaba lleno. Brenda apuró su copa y corrió a sentarse en las rodillas de su marido. Duncan tomó de la mano a Tris y los dos se acercaron a la barandilla de piedra, desde allí se podía ver el océano, el embarcadero y el yate.

—Me lo estoy pasando muy bien, nunca pensé que pudieras ser tan divertido. —dijo Tris sonriendo.

—Soy muy divertido, pero no por ello te creas que me vas llenar la casa de cuadros de perritos, ropa informal y comida basura.

—Eso ya lo veremos. —contestó Tris retándolo.

Una explosión hizo vibrar la mansión, todos los guardias corrieron hacia la zona del embarcadero, Joe se giró y miró hacia el yate sin dejar de abrazar a Brenda que parecía aterrorizada.



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