Dominada by Maya Banks

Dominada by Maya Banks

autor:Maya Banks
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Sin aliento, Rendición, inocencia, club, Evangeline, dominación, sexo, Drake, erótica, Los ejecutores, romántica
ISBN: 9788494425523
editor: Roca Editorial de Libros
publicado: 2016-10-16T00:00:00+00:00


Drake veía cómo Evangeline disfrutaba con la música, con una expresión de deleite en su bello rostro. Volvió a mirar a Maddox y a Silas que estaban sentados justo detrás de ella y arqueó una ceja, de manera interrogante. Algo había alterado a su chica y quería saber qué narices había sido.

Silas cogió su móvil y con un gesto le hizo saber que le iba a escribir un mensaje. Unos segundos más tarde, cuando Drake comprobó su teléfono, silenciado, tuvo que morderse los labios para que no se le escapara una ristra de improperios. Hija de puta.

¿Te acuerdas de aquella puta loca con la que te liaste hace cosa de un año? Una morena y alta, ¿Lisa? Evangeline y ella han coincidido en el baño y cuando ha salido, estaba alterada y pálida. Seguro que Lisa le ha estado metiendo mierda.

Drake tenía la mandíbula tan apretada que le dolían los dientes. Joder, ¿cuánto tiempo había estado con Lisa? Ni se acordaba. Es más, ni siquiera podía recordar lo que había hecho con ella. Pero eso no quitaba para que hubiera malmetido a Evangeline y con ello le hubiera amargado la velada.

Joder.

Una vez que acabó la música y se volvieron a encender las luces, el presidente de la junta de las dos organizaciones benéficas que recaudaban dinero aquella noche subió al escenario para dar un discurso, con la intención de conseguir el mayor número de donaciones posible. Ya habían visto más que suficiente y Drake no iba a alargar la agonía a Evangeline más de lo estrictamente necesario.

—Prepara el coche —pidió a Maddox—. Nos vamos ahora mismo.

Evangeline se dio la vuelta al escuchar las órdenes de Drake.

—¿Ya se ha terminado? —susurró.

—Lo mejor, sí —contestó él—. A partir de ahora solo hay discursos y gente pidiendo donaciones. Como yo he hecho una en tu nombre y otra en el nombre de la fundación, no tiene sentido que nos quedemos.

Ella asintió secamente y volvió a centrar su atención en el escenario. Un par de minutos después, Silas daba unos golpecitos en el hombro de Drake para indicarle que Maddox ya estaba fuera esperando en el coche. Drake buscó la mano de Evangeline y entrelazó sus dedos con los de ella. La ayudó a levantarse y la colocó a su lado, rodeando su cintura estrechamente con el brazo, mientras la conducía hacia el exterior del palco.

La expresión de Silas era sombría, pero sobre todo se podía palpar la preocupación en sus ojos al observar el semblante serio de Evangeline. Una vez que estuvieron fuera, Silas se colocó justo delante de ella para bloquear la visión de los fotógrafos y las cámaras de televisión. Una voz se alzó entre la multitud, se dirigía a Evangeline como la última conquista de Drake. Ella se encogió, con la humillación reflejándosele en sus expresivos ojos.

En ese momento, Silas soltó una especie de rugido y se abalanzó sobre el tío que había gritado a Evangeline, enzarzándose en una maraña de puños y patadas. Drake cogió a Evangeline en brazos y la lanzó dentro del coche; los dos aterrizaron en la parte trasera.



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