Doña Jimena: La gran desconocida en la historia del Cid Campeador (Spanish Edition) by Magdalena Lasala

Doña Jimena: La gran desconocida en la historia del Cid Campeador (Spanish Edition) by Magdalena Lasala

autor:Magdalena Lasala [Lasala, Magdalena]
La lengua: spa
Format: mobi
ISBN: 9788416306701
editor: Roca Editorial de Libros
publicado: 2015-09-09T16:00:00+00:00


Al-Qadir llegó a León en el mes de noviembre de aquel 1080 con su corte imponente de esposas y concubinas, artistas, sirvientes, soldados y visires, cuando la reina doña Constanza empezaba a tener dolores de parto. El agorero del rey musulmán vaticinó con gran solemnidad que iba a nacer un varón, y Al-Qadir se lo hizo saber a su anfitrión con el mismo boato y como si fuera un gran regalo más entre todos los obsequios que le ofrendaba para mostrarle sumisión y amistad. Entre los otros presentes que le traía, destacaba una bailarina educada en los placeres más sutiles, de pelo pajizo y bellísimos ojos color miel, que Alfonso no dudaría en tomar para el lecho, ahora que había despedido nuevamente a otra de sus amantes secretas. El nigromante de Alfonso consultó con sus adivinos y éstos, sin atreverse a desdecir al prestigioso hechicero toledano, convinieron en que sí, que era un niño lo que venía, que lo decían las señales y las entrañas de una gallina sacrificada; el astrólogo real empezó pues a preparar una carta astral previendo el momento y la fecha del nacimiento y los jefes del protocolo real se apresuraron a enviar avisos a los magnates del reino convocándolos al bautizo del heredero que tendría lugar en la próxima Navidad, y emprendieron los encargos para organizar grandes celebraciones para festejarlo.

A los tres días de forcejeos con la naturaleza, en presencia del rey y de varios de los consejeros más importantes del reino elegidos para testificar el nacimiento del heredero, la reina doña Constanza alumbró una criatura que apenas sintió rozar su piel con el aire de la estancia rompió a llorar con fuerza y enorme brío, ahogando por fin los gritos de la madre que no habían cesado mientras la partera manipulaba con ahínco sus entrañas para sacarla. La criatura era una hembra. Todos los acompañantes del rey, que llevaban toda la noche brindando a grandes voces celebrando cada tirón que abría el vientre de la reina, callaron de un golpe cuando la partera proclamó con su voz de vieja que lo nacido era una mujer y que tendría vida, pues traía buen peso y fortaleza propia. Sin dudar un instante y sin más comentario, el rey ordenó allí mismo a su secretario que apuntara que la recién nacida se llamaría doña Urraca, y que saliese sin falta esa misma noche un mensajero para comunicárselo a su señora hermana la reina, que esperaba en Zamora sus noticias. Doña Constanza profirió de pronto un chillido agudo y gritó en su idioma borgoñón que salieran todos de su vista, que tanto dolor no le había valido la pena, y siguió gritando y llorando con tanta rabia, que pudo ser eso lo que le salvara la vida, porque había perdido mucha sangre y muchas fuerzas después de tres días y tantas horas de dolores que las monjas a su alrededor ya rezaban ensalmos y plegarias pues creían que moría sin remedio. Pero Constanza no permitiría su propia muerte; no todavía sin un heredero varón de su estirpe.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.