Discursos II by Elio Aristides

Discursos II by Elio Aristides

autor:Elio Aristides [Aristides, Elio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 0180-01-01T00:00:00+00:00


incluso él obtuvo otro resultado semejante de su carrera, cuando corría desnudo y libre de enemigos: marchó privado de la victoria y además lleno de estiércol. Pues le perjudicó Atenea, dice el poeta[543]; y que esta misma diosa hizo también caer a Eumelo del carro. ¿Qué quiere decir con eso? La fortuna es lo que por medio de Atenea él daba a entender, al menos según mi parecer, que vuelve los asuntos humanos por donde quiere, y que los premios de las pruebas no son siempre de quienes son superiores. Y, por Zeus, del otro Áyax, el hijo de Telamón, 470el gran valladar de los aqueos, y que hacía las veces de una muralla para los griegos no sólo él, sino también su escudo, tal vez sería de menor importancia referir la actuación que tuvo con el disco; sin embargo, al estar acostumbrado a tener en sus dos manos una lanza

ajustada con virolas, de veintidós codos de largo[544],

y perseguir con ella a todos los troyanos y alejarlos de las naves, ciertamente con facilidad habría de manejar el disco y dejar en evidencia como niños a Polipetes y los demás, si prevaleciera lo verosímil. Mas concedamos que esto requiere alguna otra habilidad. Pero ¿cómo fue su actuación en la lucha? Y si también esto es de poca importancia, lo que es después que cogió las armas, donde él dejaba ver lo más grande y mejor de sí mismo y era el más poderoso y el más fuerte, causó una gran conmoción a los griegos. Y paso por alto lo demás. Pero temieron más por él que por Diomedes[545]. Ésa fue su actuación incluso aquí. Sin embargo, el heraldo, en una ocasión en que 471tuvo lugar una revista de todos los aqueos, hizo esta proclama[546]:

De los guerreros, a su vez, el mejor con mucho era Áyax Telamonio.

Y no cesó después de decirlo una sola vez, ni tras hacer únicamente semejante proclama, sino que, como a propósito, por todas partes continúa proclamando y dando testimonio:

Áyax, que era el mejor en aspecto y constitución física

entre los demás dánaos, después del irreprochable hijo de Peleo[547];



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