Dejar vivir: Marías y Lejeune en defensa de la vida by Enrique González Fernández

autor:Enrique González Fernández
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ediciones Rialp, S.A.
publicado: 2013-09-19T00:00:00+00:00

LA NUEVA METAFÍSICA

A diferencia de la vieja metafísica (partidaria de la animación retardada por ser sustancialista, cosificadora o materialista), la nueva ofrece quizá los mayores argumentos frente al aborto.

Resulta equivocado y hasta contraproducente plantear en nuestro mundo esta cuestión del aborto desde presupuestos religiosos, justificados pero restringidos: quienes no comparten esas creencias argumentan que, por ello mismo, el aborto debe ser aceptado en un país laico, no confesional, abierto al pluralismo, y no se puede imponer a la sociedad entera una moral particular fundada en la religión [104].

Otra perspectiva es la científica, más en concreto la genética, de inmenso valor, pero no es inmediatamente accesible a todos (sus conclusiones se admiten por fe en la ciencia) [105]. 'Creo —escribió Julián Marías en 1994— que hay que separar esta cuestión de toda perspectiva religiosa, y también científica, porque la inmensa mayoría de las personas no conocen la ciencia y no tienen medio de comprobar lo que enseña. Un cristiano puede tener un par de razones “más” para encontrar inadmisible el aborto, pero si yo fuese ateo opinaría lo mismo sobre el asunto' [106].

Para afrontar con acierto el problema del aborto es menester, junto al genético, como hacemos en este libro, un planteamiento metafísico que lo fundamente de manera teórica. De una metafísica que, sin adolecer de cosificación y sin resultar insuficiente o insatisfactoria, por ser más personal y humana es apropiada y renovadora de muchos conceptos filosófico-teológicos.

Hay una enorme dificultad cuando en esta cuestión del aborto se parte de lo más simple y claro, la mera visión antropológica: muchos desprecian este planteamiento elemental porque, manipulados por sutiles técnicas deshumanizadoras, como ya vimos 'han sufrido una operación consistente en despojarlos de su antigua evidencia y sustituirla por un esquema abstracto, que se resiste a la intelección, pero queda enquistado en sus mentes, bloqueando su inteligencia, impidiendo el funcionamiento espontáneo de su razón' [107]. Por eso, para abordar esta cuestión, parece necesaria la metafísica, gracias a cuya intelección algunas de esas mentes podrán liberarse de tal esquema abstracto, desbloqueando así su inteligencia, posibilitando de esta manera el ejercicio de su razón.

Además, el planteamiento elemental que hace Julián Marías sobre el aborto —tan convincente para darse cuenta de su monstruosidad— es consecuencia lógica de su metafísica, la cual nos interesa desvelar aquí (aunque él nunca —parece que tampoco hasta ahora nadie— utiliza la expresión “metafísica del aborto”). Ante todo, 'la misión de la metafísica es hacer que sepamos a qué atenernos sobre la realidad'. Es búsqueda de la certidumbre radical acerca de la realidad radical: mi vida, la de cada cual. La metafísica es esfuerzo para salir del estado de incertidumbre. Porque la 'metafísica no es una certeza en que “se está”; es una certeza a que “se llega”; supone, pues, un estado de previa incertidumbre, es derivada y originada'. Cuando 'la situación vital se radicaliza y el hombre se pone en busca de esa certidumbre radical, está haciendo metafísica' [108].

Se trata de descubrir el método o camino que permite ir de lo patente o manifiesto a lo latente.

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