Decisión arriesgada by Robyn Donald

autor:Robyn Donald
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 1995-01-28T23:00:00+00:00

musito Luke—. Alguna fiera diosa céltica que exige

tanta adoración como amor. O quizá seas una ninfa de

la antigua Grecia y yo el sátiro —su sonrisa casi fue

sardónica—. Eso es lo que siempre he sentido, que me

apodere de ti y te violé, pero que a la vez senté las bases

de mi propio castigo...

Incapaz de concentrarse en sus palabras, Kate le acaricio la mejilla.

-No digas nada —le pidió antes de inclinar la cabeza y cerrar los labios alrededor de los desconocidos y

pequeños montículos de su pecho.

Luke se estremeció y de pronto todo pensamiento

quedo excluido en aquella salvaje y devoradora fiebre.

Después Kate no podría recordar cómo desapareció el

resto de su ropa; lo único que supo fue que se encontraba tumbada en la cama encima de las sábanas y que

Luke estaba encima de ella.

Sonriente, movió las piernas en una muda invitación y entonces él deslizó la mano hacia abajo para buscar y encontrar la diminuta fuente de su pasión, mientras la besaba en el cuello. Kate emitió un gemido y, una vez más. volvió a arquearse en una convulsiva y silenciosa invitación. -Sí —le aseguró él con voz ronca—, sí, eso es, eso es. Un fuego, un esplendor, un premio que se me entrega...

Trató de esperar, pero Kate patentizó su deseo atrayéndolo hacia ella, y entonces la llenó por completo. Apenas estaba empezando Luke a moverse cuando Kate llegó a la cumbre del placer en imponentes oleadas que hacían que cualquier otra consideración desapareciese ante la ciega necesidad de rendirse a un ritmo que nacía en lo más profundo de su ser.

Luke se hundía cada vez más dentro de ella, abrazándola para obligarla a ir más allá del mundo hacia un lugar desconocido, la joven se aferró a Luke con fuerza y soltó un grito al sentir aquella culminación de su deseo.

De pronto, Kate sintió que Luke se tensaba para reunir fuerzas para saciar su necesidad, después echó la cabeza hacia atrás y se derritió dentro de ella.

La joven lo agarró con fuerza por los hombros aceptando la implacable posesión como si sólo para eso hubiese nacido.

Sonriente, sin pensar, sin tener ninguna preocupación, satisfecha como nunca antes lo había estado, sostuvo aquel amado peso entres sus brazos.

Al cabo de un rato, cuando sintió moverse, musitó una protesta y lo abrazó con más fuerza.

—Está bien —dijo Luke, con voz ronca. Se tumbó al lado de ella y la hizo apoyar la cabeza en su hombro.

Kate yacía sin fuerzas, relajada e inerte, consciente del olor de la mezcla del sudor de ambos y del aroma de pasión que impregnaba la habitación.

—Quiero que te cases conmigo.

Al oírlo, se evaporó inmediatamente la paz de Kate. Palideció y levantó la cabeza para mirarlo.

—¿Cómo dices?

—Lo que has oído.

Si en la voz de Luke hubiese habido algún sentimiento, algo que no fuese el hielo de su mirada, lo más probable era que ella hubiese dicho que sí en ese momento, pero aunque la palabra luchaba por salir de su boca, ella sabía que esa posibilidad no era aceptable.

Por qué? —preguntó mientras

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