De vuelta a casa by Kate Morton

autor:Kate Morton [Morton, Kate]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-14T00:00:00+00:00

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Mientras el sol continuaba su paso por el cielo azul y la sombra que arrojaba el sauce cambiaba de lugar en el campo, en el municipio de Tambilla dos pastores locales, uno luterano y el otro anglicano, se retiraron a la sacristía de sus respectivas iglesias en las principales calles del pueblo, que formaban una intersección en diagonal, para terminar de preparar sus sermones de Nochebuena.

No demasiado lejos de allí, Betty Diamond estaba ocupada en la cocina de su salón de té, espantando moscas con una mano mientras con la otra manejaba el cuchillo con destreza: margarina y huevo con curry, junto al pan de elaboración propia, seguido de una hoja de lechuga en cada rebanada, una segunda rebanada de pan y voilà: una bandeja de sándwiches envuelta en milrayas y lista para la recepción de aquella noche en la iglesia anglicana de St. George. La cocina siempre era calurosa por la tarde, pues su única ventana daba al oeste, pero ese día hacía una humedad desacostumbrada. Betty no estaba segura de si se debía a que había estado trabajando muy deprisa o a que aquella tormenta de la que le hablaban sin parar los clientes al fin iba a desatarse.

Al otro lado de la calle, Meg Summers cerró la tienda de comestibles con la satisfacción de ver el libro de contabilidad lleno de pedidos y entregas realizados. La tarta para el cumpleaños de Percy por fin estaba fría y pudo darle el toque final con una esmerada capa de nata recién batida y fresas caseras de Maud McKendry. Eran las favoritas de Percy, y una primavera más soleada de lo habitual las había vuelto más dulces este año.

En el viejo molino, las señoritas Edwards seguían durmiendo en sus camas; a su edad, preferían pasar la parte más calurosa del día descansando. Cuando se levantaran y descorrieran las cortinas, verían que el césped estaba impecable, los bordes recortados justo como su padre (un hombre de normas meticulosas) lo había exigido siempre.

Henrik Drumming, que acababa de dejar a su esposa en la misma sala común donde la había encontrado, volvió en coche a Greenhill Road y aparcó frente al hotel de Tambilla. No era uno de los clientes habituales, pero quería sentirse acompañado sin conversar, así que se sentó en el bar y pidió un refresco. Siempre le resultaba difícil regresar a una casa vacía los días que visitaba a Eliza. (Aún estaba sentado ahí, bebiendo poco a poco el refresco, cuarenta y cinco minutos más tarde, cuando sonó una sirena en la comisaría de West Road, y también media hora más tarde, cuando Boris Braun, el joven profesor de escuela, entró a toda prisa en el bar para anunciar que se estaba formando un grupo de búsqueda y gritó algo acerca de una bebé y unos perros).

A las cuatro en punto, sin embargo, mientras Henrik balanceaba de un lado a otro su primera bebida y reflexionaba sobre su mujer y la vida que habían soñado vivir y lo

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