Darwin en el supermercado by Mark Nelissen

Darwin en el supermercado by Mark Nelissen

autor:Mark Nelissen [Nelissen, Mark]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Psicología
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T05:00:00+00:00


¡No te me acerques demasiado, por favor!

En cierto modo, viajar en tren siempre invita a la investigación científica. Es un invento espléndido para todo el que desea desplazarse rápidamente —siempre y cuando no se dependa de un horario estricto— y resulta menos perjudicial para el medio ambiente que el coche. Para un etólogo como yo es ante todo un laboratorio. Los viajeros permanecen sentados en un mismo lugar, lo cual facilita la observación. Al mismo tiempo interactúan entre ellos mediante conversaciones, pequeñas disputas, flirteo… Y obedecen a las leyes de la proxémica. Ya verá.

En los vagones de primera hay menos pasajeros que en los de segunda, sobre todo fuera de las horas punta. Es una situación ideal para leer un poco, y también para observar la conducta territorial de nuestros congéneres. Cada vez que tomo el tren, llego el primero al vagón, y siempre espero que no entre nadie más, pero en eso no soy muy afortunado. Siempre sube más gente. Y tal y como prevé la proxémica, eligen el asiento más alejado del mío. No porque yo huela mal, sino porque todo el mundo procura no sentarse cerca de otro viajero, a menos que sea un conocido. En las salas de espera —sin duda menos entretenidas que los trenes— se produce el mismo fenómeno: mantenemos la distancia con los extraños. Sólo cuando quedan ya pocos asientos libres en el vagón o la sala de espera y no nos queda más remedio nos sentamos junto a otra persona.

Lo que muchos consideran una cuestión de intimidad recibe el nombre de proxémica en círculos científicos. La proxémica es el estudio de la tendencia innata del ser humano a crear un espacio íntimo a su alrededor, una suerte de territorio corporal. «Prohibido entrar.» Aunque no se trata de un territorio real como pueda ser un jardín o una casa, es comparable, porque también está vedado a los extraños Nuestro cuerpo constituye el centro de nuestro territorio personal y no está abierto a desconocidos.

¿Cuál es el tamaño del territorio corporal? Eso es precisamente lo que estudia la proxémica. El tamaño depende de la función que se le atribuya. Lo más común es la distancia social, que oscila entre un metro largo y más o menos cuatro metros. Quien pasea por la calle, pregunta una dirección a un agente de policía, entra en un ascensor o toma asiento en un tren, una sala de espera o un restaurante ha de respetar este espacio. De lo contrario, causará embarazo, malestar o incluso accesos de angustia o cólera. Las personas conocidas pueden acercarse más. De los amigos y los familiares se espera que mantengan una distancia personal, que abarca desde los 50 centímetros hasta algo más de un metro. Reducimos nuestro espacio a una distancia íntima, inferior a medio metro, cuando podemos o debemos adoptar una conducta más confidencial: contacto físico, caricias, susurros… Sin distancia íntima no habría, por ejemplo, reproducción. Este fenómeno no es exclusivo del ser humano. Es un rasgo propio de todas las especies



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