Darth Maul: Contención by James Luceno

Darth Maul: Contención by James Luceno

autor:James Luceno
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Libros Star Wars


La Estación Orbital de Orsis consistía en dos módulos alargados unidos por varios vestíbulos de forma cilíndrica. En la torre de control del módulo dedicado a la llegada y salida de las naves de carga, el controlador de tráfico se volvió hacia un grupo de seres reunidos en la bahía de observación.

-La nave de desembarco está regresando. La forma azul con tres aletas comienza ya a verse.

Meltch echó un vistazo a la nave.

-Dirígela a la bahía de carga cinco, y envía un mensaje de que todo el personal no esencial debe salir del área. -Esperó a que el controlador llevara a cabo la orden y luego se volvió hacia el señor de la guerra-. ¿Sus tropas están en posición?

La enorme cabeza de Osika Kirske se balanceó. Un vollick del lejano Rattatak -donde la guerra era una forma de vida-, Kirske comandaba un gran ejército, pero había llegado a Orsis con apenas tres veintenas de mercenarios weequay y siniteen.

-¿Está seguro de que esa legión es adecuada? -se preguntó Meltch.

-Está compuesta por algunos de mis mejores guerreros.

-Más vale que lo sean.

Kirske encogió sus enormes hombros con indiferencia.

-¿Cómo fuiste capaz, Meltch, de atraer a las Hermanas de la Noche de Dathomir? Tengo entendido que es raro encontrarlas nunca fuera de su tierra natal. Hal'Sted sólo pudo tomar posesión de la pequeña Ventress porque Talzin temía que fueran expuestas.

-Se dice que Ventress se ha convertido en toda una guerrera -dijo Meltch, haciendo caso omiso de la pregunta.

Los afilados planos y ángulos de la cara gris de Kirske se retorcieron.

-Pronto veremos cómo la joven Ventress se desenvuelve contra las de su propia especie.

Meltch pensó en ello.

-Buena suerte cuando se enfrente a ellas. Ahora que he conocido a las Hermanas de la Noche, planeo mantenerme alejado de Dathomir. Pero, claro, usted no me paga por asesorarle.

Kirske gruñó.

-Los consejos de un mandaloriano siempre son bienvenidos.

Meltch tomó el cumplido con calma.

-Unos cuantos años combatiendo en la arena del Caldero y las Hermanas de la Noche estarán suplicando servir en mi ejército -agregó Kirske-. Pero la pregunta sigue en pie: ¿cómo las atrajiste aquí?

-Vinieron a recoger a uno de los suyos -dijo finalmente Meltch.

Los ojos oblicuos de Kirske se abrieron tanto como podía permitir su frente huesuda.

-¿Trezza ha estado entrenando a una Hermana de la Noche?

Meltch negó con la cabeza.

-Un zabrak dathomiri de un clan de Hermanos de la Noche. Las mujeres utilizan los machos para reproducirse y como soldados.

La mirada de Kirske se desvió hacia la nave que se acercaba.

-¿Qué quieres que hagamos con el Zabrak?

-Es suyo. Se lo ofrezco gratis.

Kirske parecía confundido.

-Al menos podríamos añadir algo a lo que te he pagado.

Meltch sonrió.

-Eso no es necesario. Usted me está haciendo un favor sólo con llevárselo de Orsis.



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