Cuando la lógica falla, el Sistema llama a ... Zuk-1 by Jordi Sierra i Fabra

Cuando la lógica falla, el Sistema llama a ... Zuk-1 by Jordi Sierra i Fabra

autor:Jordi Sierra i Fabra [Sierra i Fabra, Jordi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1989-07-15T00:00:00+00:00


13

Blasdeliar 4-9836 le esperaba en la misma puerta de la fábrica, y nunca mejor dicho lo de que le esperaba, porque se acercó a él en cuanto puso un pie en tierra.

—¿Es el investigador especial del caso? —preguntó.

—Me llamo Zuk, así es.

—Me dijeron que vendría a verme, y que le ayudara al máximo, que es precisamente lo que pensaba hacer.

—¿Quién se lo ha dicho?

—Yasei, el director, y también Desensat y Kuzebal.

Era una máquina extraña, pero recordó la explicación de Septiembre y lo comprendió. La parte superior de su cuerpo tenía una forma y un color muy diferentes a la inferior. Venía a ser una cuarta parte de androide embutida en un cilindro de desplazamiento. Esa cuarta parte de androide sólo comprendía la cabeza, un brazo y el ordenador principal de mantenimiento. Para un clase 7, Cuerpo Expedicionario Espacial, debía de ser muy duro verse convertido en un clase 4, Personal Comunitario. En teoría no existían diferencias entre las clases 4 y 9, y sólo las tres primeras eran de nivel superior por sus funciones, mientras que la 10 agrupaba a las máquinas defectuosas o inservibles aunque todavía vivas. Pero pese a la falta de diferencias, la clase 6, Investigación y Ciencia, así como la 7, Cuerpo Expedicionario Espacial, presentaban una categoría implícita de la que carecían las restantes.

Caminaban en dirección a la fábrica. Zuk pensó que no valía la pena volver a entrar en ella y se detuvo en la misma puerta. Blasdeliar le imitó.

—¿Qué puede decirme de todo esto?

—¿Qué quiere que le diga? —justificó el vigilante—. Yo hago mi turno cuando los demás se han ido, dada la importancia de la fábrica y de lo que hay en ella, y lo termino cuando los demás regresan por la mañana. Sea lo que sea lo que haya pasado, yo ni siquiera estaba aquí.

Su voz era opaca, cansina. Parecía una máquina mucho más vieja y gastada de lo que era en realidad.

—Sin embargo, pertenece a la fábrica —le recordó Zuk—, y forma parte de su personal.

—Así que soy sospechoso, ¿no?

—Yo no diría tanto. Lo que sí es, en cambio, es una pieza muy importante del engranaje.

—Lo dice porque estoy solo aquí, durante muchas horas, y naturalmente soy el principal candidato en la responsabilidad de los robos de componentes.

—Yo no he dicho eso.

—Pero lo piensa. Cualquiera lo pensaría. De día hay máquinas trabajando, y es peligroso hacer algo que pueda levantar la extrañeza de las demás. En cambio de noche…, puedo cometer los robos yo mismo, o dejar entrar a alguien.

Hablaba desapasionadamente, con calma, como si no le importara nada pese a la gravedad del tema.

—¿Quién le ha hablado de los robos?

—Desde luego no ha sido el director, ni las otras máquinas —apuntó—. Fue Nedemin.

—¿Cuándo?

—Hace unas dos semanas, aproximadamente. Quería saber si por las noches yo hacía mis rondas habituales y si en alguna ocasión había observado algo fuera de lo común. Le dije que no y comprendí que no me hacía esa pregunta por azar. Le pregunté qué sucedía y me reveló sus sospechas.



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