Cristóbal Colón by M. Pons Fabregues

Cristóbal Colón by M. Pons Fabregues

autor:M. Pons Fabregues
La lengua: spa
Format: epub
Tags: prose_contemporary
ISBN: 5705547533428
editor: www.papyrefb2.net


CAPÍTULO V

COLÓN LOGRA DESVANECER LOS CARGOS QUE SE LE IMPUTABAN. — TERCERA EXPEDICIÓN. — DESCUBRIMIENTOS. — TURBULENCIAS EN LA ESPAÑOLA. — BOSADILLA. — COLÓN VUELVE A ESPAÑA ENCADENADO.

Por fin llegó la orden para que Colón se trasladara a Burgos, donde se hallaban los reyes Fernando e Isabel, ante los cuales se presentó sin arrogancia, pero también sin falsa humildad, no como un acusado, sino como servidor leal e irreprochable. La sencilla exposición de los hechos, su franco lenguaje y los testimonios que aportaba de cuanto decía, tocaron el corazón de los Reyes y desvanecieron fácil y prontamente las acusaciones y cargos que sus enemigos habían acumulado contra el Almirante. Ambos monarcas mostráronse desde luego dispuestos a proporcionarle todo lo necesario para la colonización de lo ya descubierto y para una tercera expedición que debía explorar otras comarcas cuya existencia daba por cierta.

Múltiples causas, que no nos es dable enumerar, contribuyeron a entorpecer y aplazar tan buenos propósitos. Los gastos ocasionados por las anteriores expediciones, el sostenimiento de la colonia, las guerras do Italia, etcétera, etc., tenían agotado el tesoro, y además, el artificioso obispo Fonseca, que tenía la dirección de los negocios de Indias, hombre vengativo y enemigo de Colón a causa de algún disgusto que entre ambos mediara, no perdonaba medio para neutralizar los esfuerzos de los Reyes y para estorbar los planes del Almirante. Pero la Reina, que no había perdido la confianza en Cristóbal Colón, le dijo: «No os desaniméis; mi voluntad es que se prosiga esta empresa y sostenerla, aun cuando no se obtengan de ella más que piedras y peñascos. No me detengo en el gasto y considero como bien empleado cuanto he gastado y gaste en lo sucesivo, porque creo que nuestra santa fe se extenderá y aumentarán nuestros reinos.» Y añadió luego: «Los que denigran la empresa no son amigos de mi corona real.»

Sin embargo, los preparativos para aquella tercera expedición continuaban con desesperadora lentitud, y la flota tardó cerca de dos años en estar dispuesta. Colón entretanto continuaba recibiendo de los Reyes las más altas distinciones y mayores liornas y mercedes que las que antes le dispensaran. Confirmáronle los privilegios concedidos anteriormente; diéronle licencia para que hiciese el reparto de las tierras de Indias bajo determinadas condiciones; nombraron adelantado de Indias a don Bartolomé Colón, hermano del Almirante, y a los hijos de éste, D. Diego y D. Fernando, se les nombró pajes de la Reina; al propio tiempo diéronle facultad para fundar uno o más mayorazgos.

Los Reyes habían decidido enviar a Santo Domingo una recluta de 330 hombres, compuesta de cuarenta caballeros, cien infantes, sesenta marineros, veinte artífices en oro, cincuenta labradores y veinte artesanos de distintas profesiones. Además se enviarían religiosos, médicos, cirujanos y boticarios, para estudiar, conocer y curar las enfermedades que tantas vidas habían segado: este enganche extendióse después a 500 personas más, con orden al tesorero de la hacienda de Ultramar para que pagase los libramientos del virrey o de su lugarteniente. Permitióse además a cuantos quisieran



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