Corazones desbocados by Jessica Bird

Corazones desbocados by Jessica Bird

autor:Jessica Bird [Bird, Jessica]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo 9

Una semana más tarde, A. J. se despertó en la cama de Devlin y supo que estaba enamorada de él. Había tenido un sueño de lo más bucólico, en el que cabalgaba con Sabbath por la más hermosa campiña de Virginia y al volver a la realidad notó los brazos tan masculinos de Devlin rodeándola y su robusto pecho contra su espalda. Se volvió muy despacio, con cuidado de no despertarlo.

En la luz gris de primera hora de la mañana su cara era un estudio de sombras, desde las oquedades de sus mejillas y profundas cuencas de los ojos hasta el marcado arco de su mandíbula. Era hermoso, la encarnación ideal de las formas masculinas, un sueño hecho de carne y hueso.

Y desde el rincón más femenino y recóndito de su interior A. J. supo que era suyo. De la misma manera que ella le pertenecía a él. Sus corazones y mentes eran uno. Estaban tan unidos que ya no estaba segura de dónde empezaba uno y terminaba el otro, pero aquella pérdida de individualidad no le importaba. Sin él estaba incompleta, con él se sentía plena.

Lo besó en la garganta, sobre la gruesa arteria que palpitaba al ritmo de los latidos de su corazón y, así, con los labios pegados a la circulación de su sangre, le dijo:

—Te quiero.

Era la primera vez que le decía aquellas palabras a un hombre.

Al darse cuenta de ello le parecieron aún más poderosas.

A. J. nunca se había entregado con facilidad. Había tenido unos cuantos novios en la universidad, pero había estado tan centrada en la equitación que sus relaciones habían sido breves e informales. Lo mismo ocurrió cuando se hizo profesional. Antes de Devlin los hombres siempre le habían parecido una complicación innecesaria en una vida demasiado corta y demasiado llena de retos que superar. Pero él era distinto. Se lo decía su corazón.

Dada su falta de experiencia en relaciones sentimentales, le sorprendió la seguridad con que fue capaz de pronunciar las palabras «Te quiero». Nunca había podido hacerlo en relaciones anteriores. No había sabido muy bien qué era el amor, pero sí que no lo había sentido nunca. Ahora, en cambio, lo tenía claro. ¿Qué otra cosa podía ser esa sensación tan emocionante, aterradora, maravillosa y abrumadora, sino amor?

Parte de ella quería despertar a Devlin y darle la noticia, pero se contuvo. Estaba dando por hecho que él sentiría lo mismo, cuando lo cierto era que no estaba segura. Estaba dispuesta a comprometerse con él, a un futuro juntos, compañeros en la vida y en la profesión, pero saber que estaba enamorada la hacía sentirse vulnerable. Primero necesitaba oírle decir que él también la quería.

Se estiró y deslizó las piernas contra las de Devlin. Este gruñó en sueños y la atrajo más contra sí, sujetándola contra su costado. Cuando su respiración recobró el ritmo suave y regular propio del sueño profundo y a pesar de su preocupación, A. J. no pudo evitar sonreír. Estar con Devlin tenía múltiples ventajas. Aparte de sus hazañas sexuales por la noche, dormir en una cama de verdad resultaba de agradecer.



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