Como el agua y el fuego by Françoise Bourdin

Como el agua y el fuego by Françoise Bourdin

autor:Françoise Bourdin
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2016-02-14T23:00:00+00:00


Scott se despertó sobresaltado al abrirse la puerta de su habitación.

—¡Soy yo! —anunció Mary—. Me sabe mal venir tan tarde y sin haber avisado, pero es que...

Scott encendió la lamparita de noche y se sentó. Reprimió un bostezo y miró a Mary, que seguía dudando en el umbral.

—¿Qué pasa?

Se esforzó por sonreír, despejando las últimas nieblas del sueño. Aunque Mary tuviera un duplicado de la llave, no solía presentarse de improviso, pero después de pelearse por primera vez la noche de la cena de Scott y Tomas, se habían despedido de mala manera.

—¿Aún estás enfadado? —preguntó ella sin moverse.

—No. No te quedes de pie, ven a sentarte. ¿Quieres dormir aquí?

—Antes me gustaría hablar contigo.

—Ah...

Scott giró la cabeza para mirar su despertador, que marcaba las cuatro.

—Demasiado tarde para un whisky, y demasiado temprano para un café. ¡Pues vamos a hacer té! —dijo, levantándose.

La presencia de Mary debería haberlo alegrado, pero estaba muy cansado. Esa noche había salido con Graham por los pubs y habían abusado de las pintas de cerveza. Puso agua a hervir en la cocina y sacó tazas mientras Mary se encargaba del azúcar y la leche. Salvo para desayunar, casi nunca habían comido en el apartamento. Preferían ir a un restaurante. Cuando Mary tenía ganas de cocinar, invitaba a Scott a su casa.

—Llevamos una vida un poco rara —murmuró ella—. ¿A ti no te lo parece? Nos invitamos mutuamente como si acabáramos de enamoramos, ¡y hace años que nos conocemos! No se lo comenté a mis padres como una queja, sino para explicárselo, pero ellos no lo entienden, y es normal. Por eso papá quiso hablar contigo. Hizo mal en meterse, pero no fue porque se lo pidiera yo.

—Ya lo sé. No saquemos otra vez el tema, Mary. Tomas hace de padre y no se lo reprocho, pero se le olvida tu edad y la mía.

—Es de la vieja escuela.

—No te digo que no.

—Te quedaste muy enfadado después de aquella cena y llevas tres días sin llamarme. ¿Aún estás resentido conmigo?

—Por lo que estoy resentido es por haberme escondido la oferta de Portugal. ¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque tengo miedo de que me incites a aceptar.

—Tienes demasiada personalidad para dejarte influenciar, cariño. Una de dos, o te apetece ir o no. Así de fácil.

—¿Y nosotros? ¡Lisboa está muy lejos!

—Pero sería bueno para tu carrera. De momento en Escocia no te ofrecen nada.

—En Portugal te echaré demasiado de menos.

—Hay fines de semana, aviones...

Consciente de su falta de entusiasmo, Scott echó agua hirviendo en la tetera y se sentó delante de Mary.

—Deberías aprovechar la oportunidad. Justamente porque eres libre. Dentro de unos años te...

—¿Te habrás casado conmigo? ¿Habremos tenido hijos?

Mary dio un golpe en la mesa con la palma de la mano y luego se mordió los labios.

—¡Scott, que no he venido para que nos peleemos otra vez! Esta noche no podía dormir. Pensaba en ti, en los dos... ¿Qué es lo que no funciona? Ya sé que te cansa mi obsesión por la boda. No lo hago bien.



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