Cartas a un joven poeta & Elegías de Duino by Rainer Maria Rilke

Cartas a un joven poeta & Elegías de Duino by Rainer Maria Rilke

autor:Rainer Maria Rilke [Rilke, Rainer Maria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Poesía, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1928-12-31T16:00:00+00:00


Furuborg, Jonsered (Suecia), 4 de noviembre de 1904

Mi querido señor Kappus:

En este tiempo que ha transcurrido sin que recibáis ninguna carta mía he estado en parte de viaje, en parte tan ocupado, que no pude escribir. Y hoy también me resulta difícil hacerlo, porque debía ocuparme de muchas cartas y tengo la mano cansada. Si pudiese dictar os diría mucho, pero así tendréis que aceptar estas pocas palabras como si fueran una larga carta.

Pienso en vos a menudo y concentro tanto mis deseos en vos, querido señor Kappus, que creo que en realidad debo estar ayudándoos de alguna manera. Sin embargo, dudo frecuentemente que mis cartas puedan seros de alguna ayuda. No digáis: sí que lo son. Aceptadlas con serenidad y sin mucho agradecimiento y ya veremos qué sucede.

Quizá no sirva de nada que trate ahora cada una de vuestras palabras, porque lo que pudiese decir sobre la inclinación a la duda o sobre vuestra incapacidad para aunar la vida interior y exterior o sobre todo aquello que os atormenta siempre es lo que ya os he dicho, siempre el deseo de que encontréis suficiente paciencia en vuestro interior para soportarlo y suficiente diversidad para tener fe. Podríais ganar cada vez más confianza en aquello que es difícil y, entre otras cosas, en vuestra soledad. Y por lo demás dejad que la vida pase. Creedme: la vida tiene siempre razón.

Y sobre los sentimientos: todos los sentimientos que destacáis y resumís son puros; impuro es el sentimiento que solo contempla una faceta de vuestro ser y que así os desfigura. Todo lo que podáis pensar teniendo en cuenta vuestra infancia es bueno. Todo lo que haga de vos más de lo que hayáis podido ser en vuestros mejores momentos, es correcto. Cualquier progreso es bueno si se encuentra en toda vuestra sangre, si no es embriaguez, si no es turbio, sino una alegría que se contempla detenidamente. ¿Entendéis a qué me refiero?

Y vuestra duda puede convertirse en una buena característica si la educáis. Debe saber, debe volverse crítica. Preguntadle cada vez que os impida hacer algo por qué algo es feo, exigidle que os lo demuestre, ponedla a prueba y quizá la encontréis confusa y cohibida, quizá también proteste. Pero no desistáis, exigid argumentos y actuad así cada vez, de forma atenta y consecuente, y llegará el día en el que un destructor se convertirá en vuestro mejor trabajador, quizá el más inteligente de todos los que constituyen vuestra vida.

Esto es todo lo que puedo deciros hoy, querido señor Kappus. Pero os envío también una separata de una pequeña poesía que ha sido publicada en la Deutsche Arbeit de Praga. Allí sigo hablando de la vida y la muerte y de que ambas son grandes y maravillosas.

Atentamente,

Rainer Maria Rilke



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