Caravaggio by Andrew Graham-Dixon

Caravaggio by Andrew Graham-Dixon

autor:Andrew Graham-Dixon [Graham-Dixon, Andrew]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Arte
editor: ePubLibre
publicado: 2009-12-31T16:00:00+00:00


En Roma había una larga y carnavalesca tradición de lanzar pintorescos insultos, representada en una antigua y maltrecha estatua conocida como el Pasquino, que se hallaba en la esquina del Palazzo Braschi con el lado occidental de la Piazza Navona. Por la noche, se pegaban al lado de la estatua libelos y sátiras y se escribían groserías y otras expresiones de odio. Esos libelos se designaban con un nombre colectivo: pasquinate o pasquines. Caravaggio, a quien frecuentemente se veía, espada al cinto, por la Piazza Navona, pudo muy bien haber pegado esos versos a la llamada «estatua parlante». En cualquier caso, para todo el que conociera la animadversión que se tenían los dos hombres debió de ser evidente que Caravaggio estaba detrás de aquellos escabrosos versos.

El momento del ataque fue imprudente. En los primeros años del siglo XVII el libelo estaba muy perseguido en Roma a causa de los desórdenes que se habían producido con ocasión de un notorio juicio y ejecución. En el verano de 1599 una hermosa joven de la nobleza llamada Beatrice Cenci había sido condenada a muerte por asesinar a su tiránico e incestuoso padre[57]. Su madre, Lucrezia, y sus dos hermanos, Giacomo y Olimpio, también fueron condenados como cómplices del crimen. El Papa rechazó las peticiones de clemencia y el 11 de septiembre de ese año se llevó a cabo la ejecución en un patíbulo provisional levantado en el Ponte Sant’Angelo. Lucrezia y Beatrice fueron decapitadas mientras que a Giacomo se le arrancó la carne con tenazas al rojo vivo. A Olimpio se le perdonó la vida porque era menor, pero se le obligó a contemplar el sufrimiento de los demás y cuando se desmayaba le echaban agua fría para que recuperara el conocimiento. Presenció la ejecución una gran multitud, quizá también Caravaggio: se fomentaba que los artistas asistieran a las ejecuciones para que imaginaran mejor el sufrimiento de los mártires cristianos. Las simpatías de la gente estaban claramente con los Cenci. La opinión más extendida es que la ejecución sólo era un crimen judicial para que Clemente VIII y otros miembros de la familia Aldobrandini se enriquecieran más aún. El Papa no buscaba la justicia, se decía, sino una excusa para incautarse de las propiedades de los Cenci. Hubo disturbios y en los enfrentamientos murieron siete personas.

Ferrante Taverna, el brutal gobernador de Roma, había supervisado personalmente el interrogatorio para extraer la confesión a Beatrice Cenci. Inmediatamente después de su juicio y ejecución, reprimió sin contemplaciones la circulación de rumores sediciosos. A finales de 1599 emitió un decreto Contro detrattori della fama, & honor’ d’altri in lettre d’avisi, versi, prose, o altrimenti, «a fin de poner coto al atrevimiento de aquellos […] que usan sus perniciosas lenguas para escribir boletines, llenándolos de mentiras y calumnias». Se impondrían severos castigos a todos aquellos que «difamaran y denigraran el honor y la reputación […] bajo la guisa de ingeniosos poemas y epigramas agudos, o escritos injuriosos y pasquines[58]». Un hombre culpable de la forma más grave de libelo podía ser condenado a remar en las galeras papales de siete años a perpetuidad.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.