Calles de chatarra by Alejandro Guardiola

Calles de chatarra by Alejandro Guardiola

autor:Alejandro Guardiola
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Policial, Fantástico, Novela
publicado: 2013-04-17T22:00:00+00:00


17.

Convergencias

Irina, en este instante

IRINA CERRÓ CON DESGANA LA ROSCA de la cafetera y acto seguido la colocó sobre el fuego de la cocina que llameaba con fuerza. Después, atravesó la estancia, golpeándose el hombro con el marco de la puerta. Aún se encontraba muy dormida. Había tardado mucho en que le entrara el sueño y ahora lo pagaba. Necesitaba una ducha urgente, pero antes de eso su organismo demandaba la cafeína necesaria para ponerse en marcha y obedecer a su dueña. Cogió una vieja gorra para que el pelo no le molestara, estaba especialmente revoltoso aquella mañana. Mal despertar, si compartiera casa, no hablaría con nadie hasta después de la ración de café y los cinco minutos regeneradores bajo el agua hirviendo. Tras aquel ritual, ya se sentía persona. Por la boca de la cafetera comenzó a escapar el vapor, que silbaba, indicándole la proximidad de su encuentro con el líquido caliente y amargo. Sintió un escalofrío al pensar en el desayuno, así que se arrebujó con su albornoz; apenas llevaba unas bragas y una camiseta de tirantes. El piso era de terrazo y no se calentaba ni en verano, por lo que sus pies descalzos se helaron.

—¡Atchís! —Estornudó. Restregó su nariz con el dorso de la mano. Hacía frío en el piso, por primera vez fue consciente de ello. Casi nunca pasaba allí tanto tiempo como aquella noche y cuando iba a dormir, se encontraba tan borracha o estaba tan rendida que ni lo notaba. Pero hacía frío. Un frío de cojones. Estaba helada.

Volvió a estornudar.

—¡Joder!

Pensó si tenía unas zapatillas de estar en casa, pero no estaba segura. No recordaba dónde las había guardado, el orden no era una de sus cualidades. Dejaba todas las cosas apiladas unas encima de otras, hasta que aquel espacio resultaba necesario para otro montón de ropa, de libros o lo que fuera.

El café comenzó a borbotear. Un minuto le restaba para saborearlo en su boca. Volvió sobre sus pasos para apagar el fuego, con tan mala suerte que tropezó y, en su intento por agarrarse a cualquier cosa, asió el asa de la cafetera tirándola al suelo. Parte del hirviente contenido de esta acabó aterrizando sobre Irina.

Tenía un pie escaldado, una cafetera abollada y su desayuno esparcido por el suelo de la cocina. Bonito comienzo de día.

Media hora más tarde salía de su casa duchada, vestida, con el estómago vacío y un pie dolorido. El leve roce de los calcetines le mandaba oleadas de dolor. Lo peor era que tenía que ir caminando hasta la comisaría. Y el paseo también le trajo a la memoria otra cosa: se había magullado la rodilla la noche anterior y a cada paso que daba sus protestas aumentaban.

El sol la despejó a falta de su añorado café. Su estómago se quejó ante la perspectiva de llenarse con el líquido oscuro de la máquina del departamento, que a lo mejor que sabía era a agua azucarada. O tal vez porque hacía más de doce horas que no le daba de comer.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.