Bella y perversa by Carole Mortimer

Bella y perversa by Carole Mortimer

autor:Carole Mortimer [Mortimer, Carole]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Histórico
publicado: 2013-05-29T22:00:00+00:00


Nueve

Aun así...

Pandora se desasió y, apartándose de él, descubrió que le costaba menos respirar cuando no estaba a su lado.

—¿Se le ha ocurrido pensar que, después de casarse con su padre, quizá Patricia se dio cuenta del error que había cometido? ¿Que tal vez siga enamorada de usted?

—Le aseguro que esa mujer solo ama a una persona: a sí misma —Rupert hizo una mueca cargada de desdén—. Y sea cual sea el motivo de sus maquinaciones, eso no va a cambiar por mi causa.

Pandora se mordió el labio.

—Si eso es cierto...

—Lo es.

Hablaba con tanta seguridad que no podía dudar de él.

—Entonces es realmente una pena y cuenta usted con toda mi simpatía, pero...

—¡No repita su negativa aún, Pandora! —dijo Rupert enérgicamente—. Piénselo esta noche y hágame saber su decisión mañana, a la luz del día.

Ella arrugó la frente.

—¿Me permite acabar?

Rupert se irguió al oír su tono recriminatorio.

—Naturalmente, discúlpeme —le hizo una reverencia.

Pandora inclinó la cabeza con calma.

—Iba a decir que quizá casarse conmigo lo libre de una situación inaceptable, pero es casi seguro que lo pondrá de inmediato en otra igual de mala. Se encontraría usted casado con una mujer de la que se rumorea que fue infiel a su anterior marido. De hecho, es de todos sabido que su marido murió batiéndose en duelo con el hombre al que se creía su amante, el cual también resultó muerto.

Rupert advirtió que había empleado las expresiones «se rumorea» y «el hombre al que se creía su amante».

—Pero ¿acaso era inocente su difunto marido?

Sospechaba ya que Barnaby Maybury distaba mucho de ser un alma cándida, y si no se hubiera pasado la mayor parte del día persiguiendo a Pandora tal vez ya habría tenido pruebas de ello.

Ella lo miró con sorpresa.

—¿Es que cree usted que alguna falta o algún desliz por su parte excusaría tal conducta en su esposa?

Rupert la observó con los párpados entrecerrados, consciente otra vez de que aquellos ojos de color violeta parecía ocultar un sinfín de secretos, secretos que la firme mueca de su boca indicaba que no estaba dispuesta a revelarle.

Secretos que, si accedía a ser su esposa, estaba decidido a sonsacarle, empleando para ello todo el tiempo y las energías que fueran necesarios.

Si accedía a ser su esposa...

Lo cual parecía sumamente improbable en aquel momento, razón por la cual Rupert estaba cada vez más decidido a persuadirla.

—Eso dependería de cuáles fueran sus faltas —contestó por fin lentamente.

Ella dio unos golpecitos con el pie en el suelo.

—Como ya le he dicho, hay docenas de mujeres, cientos quizá, que aceptarían encantadas su proposición de matrimonio, así que ¿por qué insiste en presionarme?

La miró con expresión burlona.

—Creo que «cientos» quizá sea una exageración, Pandora. En cuanto a por qué la prefiero a ellas... —dio un paso decidido adelante y notó de nuevo el rubor que teñía sus mejillas y lo acelerado de su respiración, pruebas ambas, si es que necesitaba alguna, de que era tan sensible como él a la atracción física que había entre ellos—. Estos últimos días me han demostrado que nos entenderíamos a la perfección, Pandora.



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