Bajo el cielo de Provenza by Cathryn de Bourgh

Bajo el cielo de Provenza by Cathryn de Bourgh

autor:Cathryn de Bourgh
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2016-05-21T22:00:00+00:00


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Isabella bebió el vino mientras cenaba sin sospechar que contenía una sustancia que la dejaría con los sentidos embotados por un buen rato.

Era necesario para dominar su genio y así lo había planeado su raptor.

A fin de cuentas para eso la había raptado.

Luego la enviaría de regreso a su casa con una carta ruin y nefasta contando lo que había hecho y estampando el sello de su familia.

Porque era lo que se estilaba en las venganzas.

De nada servía hacer un mal si nadie se enteraba de ello.

—Enrico, tal vez necesites ayuda amigo—dijo su primo Giovanni.

El joven lo miró furioso.

—Ni te atrevas, nadie tocará a la cautiva. Es mi venganza, no la vuestra.

—Bueno, sería mejor venganza si la compartieras con nosotros una noche—insistió el atrevido.

Enrico lo amenazó con un puño.

—¡Ni se te ocurra, bandolero del diablo! Ninguno de ustedes tocará a la Manfredi, sentirá el terror y el odio en mis brazos. Y mataré al que intente tomarla después—exclamó.

Sus primos bromearon.

—¡Oh miren nuestro primo Enrico se ha enamorado de la brava Manfredi…!

—O tal vez no se anime a tomarla y sea ella quien termine dándole una paliza. Cuídate la espalda primo: podría clavarte un puñal, es lo que hacen los de su familia.

Las burlas lo enfurecieron y tras vaciar su copa se marchó, dispuesto a llevar a cabo su cometido esa misma noche.

Debía hacerlo y demostrar que era un Golfieri maschio y le daría una lección a esa pequeña insolente Manfredi, hija de su peor enemigo.

Al entrar en la celda encontró a la joven dormida.

Se acercó cauteloso por si acaso intentaba defenderse…

Dormía tan profundamente que parecía muerta. No podía ser… Se había vaciado la copa la signorina y había caído en un sopor del que no podía despertarla. ¡Vaya contratiempo!

Su plan había salido exactamente al revés y cuando todos aguardaban afuera para felicitarle debió admitir que estaba tan dormida como una marmota y en ese estado era imposible llevar a cabo ninguna venganza. Porque quería que estuviera despierta y aterrorizada con sus caricias lascivas.

Sus primos y amigos se miraron y rieron a carcajadas.

—Tal vez deberías enviarla a un monasterio Enrico, seguro que allí encontrará algún cura más hombre que tú, o menos tonto.

—¡Cállate Giacomo o juro te rebanaré el pescuezo!

Enrico se alejó furioso sin poder soportar más las burlas de sus parientes.

Pero no esperaría a la noche siguiente, la atraparía antes.

**********

Isabella se había cambiado el vestido luego de darse un baño en el tonel que le había llevado una criada.

No tenía espejo donde mirarse pero las criadas peinaron su cabello admirando su brillo y suavidad y lo trenzaron con mucha habilidad.

Ella se quedó mirando el trozo de cielo que se veía desde la tronera. ¿Hasta cuando la tendrían en esa horrible celda?

Un sonido en la puerta hizo que perdiera la calma que había logrado con ese baño refrescante.

Era su raptor y tuvo la absurda esperanza de que hubiera cambiado de parecer.

—Buenas tardes, donna Isabella—dijo y la visión de la joven con el cabello trenzado y la expresión serena capturó su atención un instante.



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