Apurada en Islandia by Natividad Gallego

autor:Natividad Gallego
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2016-02-01T23:00:00+00:00

12. Seydisfjördur

Tras ensillar a los caballos, cuando está todo listo se incorporan a nosotros Daniel, Leticia y Nieves e iniciamos el recorrido del día de hoy. Las montañas de Lonsöraefi salpican el paisaje de colores y en una de las pausas aprovechamos para tumbarnos sobre el musgo. Por el camino al pueblo nos cruzamos con una manada de renos, es una de las visiones más majestuosas que he presenciado nunca.

A todo esto no dirijo la mirada ni una sola vez hacia la persona culpable de mis desamores, aunque oigo su risa y la de las estudiantes retumbar en el entorno. Estoy actuando como una adolescente. Vale sí, estoy dolida. Pero esto no es el fin del mundo. Le conocí en el gimnasio y empezamos a vernos, él no está obligado a ser el hombre de mi vida. Esto también cuenta como conocerse. Y lo que estoy viendo no me gusta nada de nada.

Sí, me he llevado una desilusión. Pero tengo que rehacerme como adulta que soy y retomar las riendas de mis emociones. Decido que cuando encuentre un buen momento hablaré on Daniel y trataré de que aclaremos las cosas, para bien o para mal. Que sea lo que tenga que ser.

Mientras ando sumida en estos pensamientos llegamos a Seydisfjördur, un pueblecito precioso salpicado de casitas de colores con un puerto que recibe los barcos que vienen de las Islas Feroe.

Nos dirigimos a uno de los edificios que resulta ser un hostal y tras dejar a los caballos en el establo, me dirijo a recepción, donde una chica me informa de la situación de mi habitación... ¿individual?

- Sí, vuestro guía me ha dicho que había habido un cambio y que probablemente preferirías dormir sola. - me comenta.

Sigur... Respiro aliviada y agradecida de que haya tenido la delicadeza de ahorrarme posibles tensiones esta noche pidiendo que me proporcionen una habitación individual. Cojo la llave y voy para allá para dejar mis bártulos. En el pasillo que da a las habitaciones reina el silencio total. Camino hacia el fondo observando los números en las puertas, buscando la mía... Hasta que la voz de Daniel detrás de una de ellas llama mi atención y me detengo instintivamente a escuchar.

- Laura cielo no te pongas así... - parece que habla por teléfono. - Ya te dije que la que me interesas eres tú, que sólo he venido porque tenía pagado el viaje y ya que estaba quería aprovecharlo... Es todo muy bonito, ojalá estuvieras aquí...

Al oír esto siento como si alguien me hubiera pegado una bofetada. Por un momento pienso en aporrear su puerta y mandarlo a la mierda pero siempre he estado en contra de los numeritos así que me dirijo a paso ligero a mi habitación, donde me encierro y tras echar las cortinas (en el norte no hay persianas para aprovechar la luz al máximo) decido meterme en la cama a llorar y a recrearme en mis propias miserias.

No sé cuántas horas paso en este estado. Oigo cómo alguien llama a mi puerta, lo ignoro pero cada vez llaman más fuerte.

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