Anti-Moa by Alberto Reig Tapia

Anti-Moa by Alberto Reig Tapia

autor:Alberto Reig Tapia [Reig Tapia, Alberto]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2006-10-01T04:00:00+00:00


Arrasaremos Bilbao hasta el suelo, y su solar vacío y desolado quitará a Inglaterra todo deseo de apoyar a los bolcheviques vascos en contra de nuestra voluntad. Es preciso que destruyamos la capital de un pueblo perverso que se atreve a desafiar a la causa irresistible de la idea nacional[63].

Ya se sabe que los prestigiosos periodistas extranjeros (portugueses, franceses, norteamericanos, ingleses…) no sólo mienten por sistema sino que se inventan proclamas y las reproducen en la primera página de sus periódicos con la complacencia de sus directores. Naturalmente, la manipulación permanente de la Historia no se debe a él y su tropa sino al rojerío irredento. Así, De la Cierva sentencia: «Los libros de César Vidal y Pío Moa han sido reacciones. Han visto esa especie de marea roja, han investigado (sic) y han salido»[64]. Voilà. Cuando no se sobrepasa la lectura de las contraportadas de los libros que se dice leer, se incurre en estos despropósitos. No, aunque los leyera de cabo a rabo, diría lo mismo. Y aunque lo hiciera con todos los demás sus posiciones no variarían un ápice pues estos historietógrafos no están consagrados al estudio de la realidad y a la búsqueda honesta de algunas pequeñas verdades en compañía de los profesionales y especialistas, sino a la férrea defensa de valores y verdades eternas en mística comunión con sus propios cofrades.

Ahora «descubren» que las víctimas del bombardeo no eran tantas como se pensó (no pueden documentarse) y corren a proclamar la buena nueva como si nadie estuviera al tanto. Tome nota señor De La Cierva, el gran maestro de Moa, Vidal y compañía de lo que apunta un catedrático de Historia Contemporánea de España de la Universidad del País Vasco, que sabe de lo que habla y que, con las mejores fuentes e información específica al alcance de la mano, refiriéndose al bombardeo de Guernica, concluye: «quedan aún por aclarar algunos datos, que probablemente nunca será posible conocer con certeza por falta de fuentes, como el número exacto de muertos —que podría ser superior a los dos centenares—»[65].

Pero no se preocupen, no es cosa de 120 o de 200 muertos, si tuviéramos el placer de poder leer a Ricardo de la Cierva dentro de 20 años, nos aleccionaría a todos diciendo algo así como que «las víctimas del bombardeo de Guernica no fueron 110 o 115 como algunos decían sino unos dos centenares (o tres o cuatro si es el caso), como hace tiempo que yo mismo e historiadores serios como Moa o Vidal hemos demostrado, frente a la Marea Roja que todo lo tergiversa y manipula». En fin. Tomamos nota de lo de la «marea roja», es decir, que si ahora se procesa a Pinochet, ferviente admirador de Franco, por corrupción no es porque hubiera robado a su Patria (estos patriotas siempre consideran a la Patria como su patrimonio y consecuentemente afanan cuanto pueden), si no porque lo hizo, el pobre, según alegan sus esclarecidos abogados defensores, ante el acoso «del marxismo internacional» (!); es decir, por la «marea roja» que no cesa.



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