Anarquismo y lucha de clases by Albert Meltzer & Stuart Christie

Anarquismo y lucha de clases by Albert Meltzer & Stuart Christie

autor:Albert Meltzer & Stuart Christie
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
publicado: 2012-08-30T22:00:00+00:00


CAPÍTULO 6

RECOMPENSAS Y FANTASÍAS

La historia excusa el robo y la ley 10 sanciona. Aunque el ladrón mismo pueda no morir en olor de santidad, siempre que posea suficiente botín intacto para transmitir a sus descendientes el principio hereditario proveerá para que sus nietos puedan crecer en ambiente virtuoso y llevar una vida agradable. Estos pueden permitirse la virtud; quizá los pobres la practiquen más, pero raramente pueden permitírsela.

Los

descendientes de los bandidos que robaron la tierra al pueblo escocés están orgullosos debido a que sus padres lucharon por lo que ellos poseen ahora, y muy indignados ante la idea de que ellos mismos puedan tener que luchar de nuevo por ello. Pero la nobleza terrateniente inglesa en su conjunto está resignada a su presente situación. Se han casado —tanto en forma literal como metafórica— con miembros de la clase capitalista y son también capaces de asegurar su propia transición a la meritocracia. El Foreign Office, por ejemplo, es tradicionalmente “una forma de relieve externo para la aristocracia”.

Incluso

la Corona fantasea con sus posibilidades de supervivencia como atracción turística innocua. Pero el simbolismo mismo por el cual se justifica hace que esta expectativa sea optimista, por decir lo menos, en lo que se refiere a una Inglaterra revolucionaria. El hecho de que reciba ahora excesiva publicidad puede contribuir a que no tenga ni siquiera una oportunidad de conseguir un buen contrato en Hollywood, después de su larga actuación en Londres.

¿Es

ya la monarquía algo muerto? Esto es lo que la prensa querría hacernos creer al condenar la institución con sus tímidos elogios. Implicar a la Corona “en política”

es el peor pecado que puede cometer un político, y sus oponentes se precipitan a tratar de demostrar que lo hizo. Pero puesto que la Corona pone el sello de la legalidad sobre las decisiones que toma el Estado inglés, es algo más que el mero cultode la personalidad que parece ser. El republicanismo es por cierto cosa muerta. No puede atraer, de ninguna manera, a los propietarios. Si se expropian las tierras de la Corona, ¿qué excusa habrá para no apoderarse de las pertenecientes a la aristocracia? ¿Y por qué terminaría ahí la cosa?

Este

es el dilema en que se encuentra el nacionalismo escocés, como el galés y el irlandés. O se transforma en una vía más de escape de otro grupo de políticos que quiere llegar al Parlamento o determina un curso positivo de acción que es inevitablemente republicano. Pero si lo hiciera así, los miembros de la clase propietaria acomodada, que constituyen sus principales protagonistas con nivel cultural, se encontrarían tarde o temprano incluidos en un movimiento en pro de la expropiación social,(1) y abrirían así las compuertas de la anarquía. Se dice entonces que los líderes nacionalistas, como ocurrió en Irlanda, “se han vendido”, aunque uno debería acreditarles el hecho de ser coherentes en lo que respecta a la defensa de sus propios intereses. Si en este punto tienen que confiar en las tropas de su anterior enemigo, lo harán aunque prefieran naturalmente usarlas propias.



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