Amante por despecho by Tamara O'Hara

Amante por despecho by Tamara O'Hara

autor:Tamara O'Hara
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2016-09-24T22:00:00+00:00


***

«¿Que había hecho?», se reprendió Charlotte, más tarde cuando se le pasó el efecto de relajación y cayó en cuenta de lo que le había revelado a su marido bajo el calor de la pasión.

¡Le había dicho que lo amaba, por dios!

Ahora que él iba a hacer con ella.

¿La empezaría a rechazar?

¿La ignoraría?

«¿Se reiría de sus sentimientos?», se hizo el torrente de preguntas, mientras se sentaba en la cama y lo miraba de espaldas a ella, fumando en el balcón que tenía la habitación.

Seguro estaba molesto.

Bueno debía hablar con él. No quedaba otra alternativa, se dijo y luego de buscar una bata de en el cuarto de baño, queriendo atrasar el tiempo, se quedó mirando, sin mirar, la habitación.

La misma era soberbia, pintada toda de azul, con amplios roperos, paredes adornadas con cuadros, silloncitos que quedaban a la vista del balcón; además de la amplia cama que estaba subida en una tarima y tenía cuatro postes adornados con cortinas, trasparentes.

Sí, definitivamente era la habitación de ensueño, pero la que la hacía idílica para ella, era que fuera su primera habitación conyugal.

«Bueno quizás él después de esto, no se sentiría cómodo acostándose con una mujer enamorada y la repudiaría», pensó con terror y envalentonada otra vez, decidió acercársele.

—Siento si te molestó lo que te dije hace rato, sobre mis sentimientos...—le dijo, estrujándose las manos, cuando ya estuvo detrás de él.

James apretó los puños al oír su descaro, luego se giró para mirarla y le contestó:

—¿Y que querías? ¿que estuviese muerto de la risa luego que me dices eso?

A ella los labios empezaron a temblarle, al pensar que rechazaba su amor.

—No puedo cambiar lo que siento, James. Perdón por haberlo exteriorizado. Nunca debí contártelo, pero estar en tus brazos me jugó una mala pasada.

—Sí, ya sé que te confundes y me ves con otro rostro...

—¿De qué estás hablando? —preguntó Charlotte desconcertada por el comentario.

—Qué más da. —contestó él haciendo un ademán de desechar con la mano, y luego de botar el puro caminó hacia el cuarto. — Eres una sinvergüenza, que no tiene perdón.

—¿No tengo perdón por sentir amor? —le preguntó estupefacta, Charlotte.

Él la agarró de un brazo y la hizo mirarlo.

—¡Sabes que sí! ¡No lo tienes!

—Vaya, perdón—susurró ella con voz entrecortada por el dolor—Debí hacer caso de las advertencias...pero que tonta soy...

James no sabía a qué se refería con las advertencias, pero de forma cruel contestó:

—Sí, esto eres: una tonta, por amar a alguien que nunca te va corresponder como te mereces.

A ella las lágrimas se le salieron por lo insensible que era ante lo que ella sentía por él.

«¿De qué clase de hombre se había enamorado?» se preguntó, sintiendo que se le iban las luces.

James al ver lo que sus feas palabras le habían provocado, sintió compasión de su estado y agarrándola del brazo le dijo:

—Déjame conducirte a la cama, Charlotte.

Ella se soltó de él y respondió, con algo de dignidad:

—No se preocupe, mi lord, yo puedo sola.

James la miró mientras ella caminaba lentamente hacia la cama y se sintió nervioso de que fuese a desmayarse.



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