Amanecer en África by Scarlett Butler

Amanecer en África by Scarlett Butler

autor:Scarlett Butler [Butler, Scarlett]
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Romance, Narrativa
editor: eBooks Xibalba
publicado: 2016-12-27T16:00:00+00:00


16

A la mañana siguiente, sintió unos golpes en la puerta de su habitación y se despertó al escuchar dos voces al otro lado que la alarmaron. Eran la hermana Agnes y Elliot. Corrió a ver qué sucedía y por sus caras no se trataba de nada bueno. Elliot se había marchado de su cabaña al amanecer pues necesitaba estar solo y ella se había quedado profundamente dormida.

—¿Qué ocurre?

—Tienes que prepararte. Ha llegado una mujer moribunda al hospital, al parecer en su pueblo hay una epidemia por beber agua no potable y hay gente realmente enferma. Ha venido como ha podido para avisarnos. Salimos inmediatamente –dijo el médico sin importarle que la hermana estuviese allí con ellos y viese cómo él entraba en su cabaña sin reparos y buscara una bolsa para meter algo de ropa de la doctora. Ella al verle tan alterado se asustó y le paró los pies deteniéndolo ipso facto.

—A ver, a ver. Lo primero será atender a esa mujer y después organizar el viaje a ese sitio –dijo Sarah mirando al médico y a la religiosa. Pero algo no cuadraba, porque la hermana Agnes la miraba con cara de enfado.

—La muchacha ya está atendida en el centro, por eso no hay que preocuparse, pero el problema es la seguridad, Sarah. El lugar al que tenéis que ir no es nada seguro debido a la guerrilla y aquí el doctorcito valiente –dijo la hermana mirando muy enfadada a Elliot, que puso los ojos en blanco por un momento provocando una risita en Sarah– dice que no le importa y que él te protegerá. Pero déjame decirte que esa gente no se anda con chiquitas y si es su zona no consentirán que la piséis, esté muriendo gente o no. Es peligroso, mi niña. Esperad a que podamos contactar con la policía para que al menos vayáis más seguros.

—¿Y eso cuánto tarda? –preguntó Elliot impaciente mirando a la religiosa que deseaba con todas sus fuerzas que Sarah la apoyara y decidiese esperar antes de acudir a una muerte casi segura.

—No lo sé, doctor, pero mejor eso que nada –dijo la religiosa.

Sarah lo tenía claro y aunque su decisión le costara un enfrentamiento con la hermana, debía hacer lo que su corazón y su conciencia le dictaban. Siempre había actuado así, no iba a cambiar en aquel momento.

—Hermana, tenga por seguro que no vamos a correr ningún peligro adrede. Hablaremos con el padre que recientemente visitó una de las aldeas vecinas. Todo irá bien, ya verá. –La doctora cogió de las manos a la religiosa pero aquella ni se inmutó. Se soltó de malas maneras y salió de la habitación dando un portazo. Aquello impactó en el corazón de Sarah, pues tenía en gran estima a la hermana, casi era una madre para ella y le dolió ver la desaprobación en sus ojos. Mientras tanto, Elliot la miraba con una sonrisa de autosuficiencia como si se hubiese salido con la suya, en plan pavo real.

—No estés tan contento que aún no he dicho que sí al cien por cien.



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