Último autobús a Woodstock by Colin Dexter

Último autobús a Woodstock by Colin Dexter

autor:Colin Dexter [Dexter, Colin]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1975-10-12T00:00:00+00:00


La señora Crowther lo acompañó hasta la puerta.

—Bueno. Ahora debería funcionar bien, señora Crowther. Los cojinetes del carro estaban llenos de polvo.

Lewis deseó haber sonado convincente.

—¿Quiere que le pague ahora?

—No. No se preocupe por eso.

Se marchó.

* * *

A las doce del mediodía, Lewis llamó a la puerta del despacho de Bernard Crowther en el segundo edificio de la Escuela Lonsdale y lo encontró terminando una tutoría con un joven estudiante de gafas y pelo largo.

—No tengo prisa, señor —dijo Lewis⁠—. Puedo esperar sin problemas hasta que termine.

Pero Crowther dio por terminada su reunión. Había conocido a Lewis el sábado anterior y estaba ansioso por saber si tenía alguna novedad. El estudiante salió del despacho con la nada desdeñable orden de escribir para la siguiente tutoría un ensayo sobre «El simbolismo en Cimbelino», y Crowther cerró la puerta.

—¿Y bien, sargento Lewis?

Lewis le contó exactamente lo que había sucedido esa misma mañana. No se anduvo con rodeos y confesó que no había disfrutado lo más mínimo con el subterfugio. Crowther se mostró poco sorprendido y solo pareció inquieto en lo tocante a su esposa.

—Bien, señor —dijo Lewis—. Si se limita a decir que esperaba a un técnico de Kimmons para revisar la máquina de escribir no habrá ningún problema. Se lo aseguro.

—¿No podían haberme preguntado?

—Bueno. Sí, señor, podríamos haberlo hecho. Pero sé que el inspector Morse quería actuar con la mayor discreción posible.

—Sí, no me cabe duda —dijo Crowther, con cierta acritud en su tono de voz. Y cuando Lewis se levantaba para marcharse, añadió⁠—: Pero ¿por qué? ¿Qué esperaban encontrar?

—Señor, queríamos averiguar, si era posible, en qué máquina se había escrito… mmm… cierto mensaje.

—¿Y pensaban que lo había hecho yo?

—Debemos investigarlo, señor.

—¿Y bien?

—¿Y bien qué, señor?

—¿Encontraron lo que buscaban?

Lewis parecía inquieto.

—Sí, señor.

—¿Y?

—Digamos, señor, que no encontramos nada en absoluto, nada incriminatorio. Esa es más o menos la situación, señor.

—Quiere decir que pensaban que yo había escrito algo en la máquina de escribir y ahora creen que no.

—Eeh…, eso tendrá que preguntárselo usted al inspector Morse, señor.

—Pero acaba de decir que la carta no fue escrita en…

—No dije que fuera una carta, señor.

—Pero la gente escribe cartas a máquina, ¿no es así?

—Así es, señor.

—¿Sabe una cosa, sargento? Está empezando a conseguir que me sienta culpable.

—Lo siento, señor. No era esa mi intención. Pero lo cierto es que en un trabajo como el nuestro hemos de sospechar de todo el mundo. Le he contado todo lo que he podido, señor. Sea cual sea la máquina de escribir que buscamos no era la que está en su casa. Pero en el mundo hay muchas máquinas de escribir, ¿no es así, señor?

Crowther no puso en duda la veracidad de dicha afirmación. El gran ventanal tenía unas fantásticas vistas al sedoso césped del patio, liso y verde como el tapete de una mesa de billar. Delante de la ventana había un amplio escritorio de madera de caoba cubierto de papeles y cartas, ensayos y libros. Y en mitad de todo ese desorden literario reposaba una antigua, imponente y maltrecha máquina de escribir.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.