¿El hombre apropiado? by Natalie Anderson

autor:Natalie Anderson
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2014-08-09T22:00:00+00:00

Victoria estaba asombrada del empujón que había experimentado su carrera. Pero escribir mensajes de amor no le sentaba particularmente bien en aquel periodo de su vida.

Aun así, le ayudaba a mantener la fe. Había superado la traición, el divorcio y la soledad. También podría sobrevivir a la noche con Liam. No tenía por qué sufrir. Aun cuando convertir el sueño en realidad hubiera superado todas sus expectativas. Y no solo por el sexo. Se sentía atraída por muchas de las características de Liam: los dos trabajaban intensamente, los dos eran tenaces. Compartían tantas cosas... Pero él no la quería a su lado.

A primera hora de la tarde, estaba en un café del centro, con su ordenador y su portafolio. Había quedado con un posible cliente, que quería preparar un regalo romántico a su novia: una serie de tarjetas con pistas, al final de las cuales encontraría aquella en la que le pedía en matrimonio.

—¿Crees que le gustará? —preguntó él por enésima vez.

—Le va a encantar. Y para mí será un honor hacerlo.

—Muchas gracias —dijo el hombre, sonriendo—. Si acepta, te pediré que hagas las invitaciones. Me encanta tu trabajo.

—Gracias —Victoria sintió que se ruborizaba.

—Será mejor que me vaya o mi novia se preguntará dónde estoy —dijo él, poniéndose en pie.

Victoria lo imitó y él, acercándose, se despidió con un par de besos antes de marcharse.

—¡Victoria!

Victoria se volvió y tuvo que agarrarse al respaldo de la silla. Liam se acercaba a ella con gesto enfadado. Estaba moreno, guapísimo.

—¡Qué poco te ha costado encontrar sustituto! —dijo él, mirando al hombre que se alejaba.

—Ya ves —dijo ella, mirándolo con ojos centelleantes. Aquella insinuación convirtió en abatimiento el burbujeo que había sentido al verlo.

—No es tu tipo —dijo Liam en tensión.

—¿Ah, no? ¿Cuál es mi tipo?

—Yo —dijo Liam, mirándola fijamente.

Victoria estaba furiosa. La única razón por la que le interesaba era que, al verla con otro hombre, se le había disparado el espíritu competitivo.

—Era una cita de trabajo, Liam. Ese hombre va a declararse a la mujer con la que sale desde hace cuatro años.

—Ah... Lo siento —balbució Liam.

—De todas formas, no tienes derecho a opinar sobre mis acompañantes. Tuvimos nuestra noche. Te fuiste. Se acabó.

—Tú querías que me fuera.

—Sí —Victoria no quería a alguien que fuera a desaparecer en cualquier momento, que no la amara. Y había accedido a no volver a verlo porque era lo que él quería.

Liam había palidecido.

—Perdona lo que he dicho. Tu trabajo es magnífico y mereces tener éxito —dijo, dando un paso atrás.

—¿Así que has aparecido solo porque creías que flirteaba con ese hombre? —preguntó Victoria, furiosa. Los hombres solo parecían interesarse en ella cuando temían perderla—. ¿Sabes? Oliver solo quiso casarse conmigo para evitar que encontrara a otro hombre —dijo con amargura. En realidad nunca la había amado. Sí la había deseado, pero solo porque no quería que fuera de otro.

Liam abrió los ojos y un segundo más tarde, frunció el ceño, consternado.

—¿Crees que yo era ese otro hombre? ¿Que mi presencia lo empujó? —preguntó.

¿Habría intuido Oliver

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