¿El capital contra el siglo XXI? by José Ignacio González Faus

¿El capital contra el siglo XXI? by José Ignacio González Faus

autor:José Ignacio González Faus [González Faus, José Ignacio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 2014-12-31T16:00:00+00:00


7. Conclusión: «Por enésima vez»

Nada de lo dicho en favor de la dimensión comunitaria de la persona implica una negación, disminución o desconsideración de su dimensión individual; marca, más bien, el camino para potenciarla. Si la libertad del evangelio tiene poco que ver con la libertad del capitalismo (definida hace ya tiempo, no sé por quién, como «la libertad del zorro en un gallinero»), el comunismo de la Gracia tampoco tiene nada que ver con el colectivismo de los antiguos países del Este. En la plena realización de la persona, lo individual y lo comunitario crecen conjuntamente, aun en medio de sacrificios momentáneos de una de las dos dimensiones. Recuérdese lo que acabamos de decir sobre la relación de algunas parejas afortunadas (y, por desgracia, más bien escasas): que en esa relación ideal de pareja es posible llegar a experimentar que el crecimiento de uno es crecimiento de la pareja, y el crecimiento de la pareja es también crecimiento individual. Pues bien, eso, que es a veces experimentable en dimensiones reducidas como las de la pareja, es mucho más difícil en relaciones globales, donde será siempre un camino, más que una meta. Pero quizás algo de eso es lo que intuía, otra vez, el joven Marx cuando escribió en los Manuscritos que el comunismo era la verdadera solución del problema humano. Solo que, al hacer esta afirmación después de haber negado expresamente a Dios, amenazaba con convertir al ser humano en una pasión inútil.

Por tanto, en este último apartado solo he querido sacar a flote lo que alguien escribió hace ya más de un siglo: «El cristianismo es, ante todo, la revelación de la Personalidad, y la Personalidad es siempre una Unidad en una multiplicidad[138]». En esa concepción de la personalidad radica la calificación bíblica del ser humano como imagen de Dios, y también la inevitabilidad de que esa imagen de Dios sea en nosotros algo dinámico y en tensión por la distancia respecto del modelo. Tampoco hay, en nada de lo dicho, una devaluación de «lo material» (Jesús hablaba del banquete como gramática del reinado de Dios e incluso fue tachado de comedor y bebedor); solo se desvaloriza el egoísmo en lo material. Por eso es incomprensible que se desautorizara como materialista a la teología de la liberación, porque quería dar de comer a los lázaros de la tierra, y que esta acusación viniese precisamente de los epulones del planeta.

La relación es lo que da sentido a nuestra vida. Y eso se abre también a nuestra relación con toda la historia: puesto que buscamos no solo el sentido de nuestra vida particular, sino el de toda la historia. Ello nos lleva a un nuevo capítulo.



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