¿Donde están los niños? by Mary Higgins Clark

¿Donde están los niños? by Mary Higgins Clark

autor:Mary Higgins Clark
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 1974-12-31T16:00:00+00:00


16

Nancy abría y cerraba las manos, tirando de la manta. Lendon le cubrió los dedos con sus manos fuertes y bien formadas. La ansiedad y la agitación la hacían respirar con esfuerzo y aspereza.

—Nancy, no se preocupe. Todo el mundo sabe aquí que usted no pudo hacer daño a sus hijos. Esto es lo que quiere decir, ¿verdad?

—Sí..., sí... La gente piensa que pude hacerles daño. ¿Cómo podría matarlos? Son yo misma. Yo morí con ellos...

—Todos morimos una pequeña muerte cuando perdemos a las personas que amamos, Nancy. Piense, conmigo, en antes de que empezase todo el problema. Dígame cómo era su vida cuando estaba creciendo en Ohio.

—¿Creciendo? —La voz de Nancy se hizo un susurro. La rigidez de su cuerpo empezó a relajarse.

—Sí, hábleme de su padre. Yo no le conocí.

Jed Coffin se movió inquieto y la silla en que estaba sentado crujió contra el piso de madera. Lendon le dirigió una mirada de advertencia.

—Tengo razones para esto —dijo con calma—. Por favor, sígame.

—¿Papá? —la voz de Nancy sonó con cierta alegría. Una risa suave—. ¡Era tan gracioso! Mi madre y yo solíamos ir en coche al aeropuerto a recogerle cuando volvía de un vuelo. En todos aquellos años nunca volvió de un viaje sin algo para mamá y para mí. Durante sus vacaciones íbamos por todo el mundo. Siempre me llevaban con ellos. Recuerdo un viaje...

Ray no podía apartar la mirada de Nancy. Nunca la había oído hablar en aquel tono..., animado, divertido, con una pequeña onda de risa a través de sus palabras. ¿Era esto lo que él, ciegamente, había tratado de encontrar en ella? ¿Era algo más que el cansancio de vivir con el miedo del descubrimiento? Lo esperaba.

Jonathan Knowles escuchaba con atención a Nancy, aprobando la técnica que Lendon Miles empleaba para ganarse la confianza de Nancy y tranquilizarla antes de preguntarle sobre los detalles del día en que los niños Harmon desaparecieron. Era angustioso oír el leve tictac del reloj del abuelo..., un recuerdo de que el tiempo pasaba. Se dio cuenta de que le era imposible no mirar a Dorothy. Sabía que había estado áspero cuando le habló mientras ella subía al coche. Era la decepción con que había reaccionado a la deliberada falsedad de Dorothy..., al hecho de que le hablase personalmente de que conoció a Nancy de niña.

¿Por qué había hecho esto? ¿Era quizá porque él había indicado de alguna manera que Nancy le parecía conocida? ¿Había sido, simplemente, un intento de mantenerlo alejado de la verdad, porque no podía confiar en él para revelársela? ¿Quizá él había mostrado lo que Emily llamaba sus maneras de «abogado defensor»?

De todas maneras, sentía que debía una excusa a Dorothy. Ella no tenía buen aspecto. La tensión se revelaba en ella. Tenía todavía puesto su pesado abrigo y sus manos metidas en los bolsillos. Decidió hablar con ella a la primera oportunidad. Dorothy necesitaba que se la calmase. Estaba obsesionada por los niños.

Las luces de la estancia parpadearon y luego se apagaron.

—Era de esperar.

Jed Coffin dejó el micrófono sobre la mesa y buscó las cerillas.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.